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Sebastián Piñera, esta semana, en Madrid.MODEM PRESS

SEBASTIÁN PIÑERA | Expresidente de Chile descendiente de asturianos

"Latinoamérica lo tiene todo para despegar, sólo necesita democracia y una economía libre"

"Asturias supo dejar sus huellas en Chile y de eso estamos muy orgullosos los chilenos y los asturianos"

El que fuera Presidente de Chile entre 2010 y 2014, Sebastián Piñera Echenique (Santiago, 1949), ha pasado unos días en España para, entre otras cosas, participar en los actos de homenaje al escritor peruano Mario Vargas Llosa con motivo de su ochenta cumpleaños. El exmandatario del país andino recuerda sus orígenes asturianos, por parte de padre, de Colunga, de los que se siente "muy orgulloso". No duda en aprovechar la conversación con LA NUEVA ESPAÑA "para saludar con mucho cariño a mis antepasados, los asturianos, a los cuales siento muy cercanos".

-Esta vez, sin embargo, no ha podido visitar su "hogar" en la parroquia colunguesa de Libardón, a la sombra del Sueve...

-Vine por poco tiempo y no ha podido ser. También me hubiera gustado ir al País Vasco, de donde proviene mi madre, de apellido Echenique, pero he estado muchas veces allá, en Asturias, y seguro que volveré pronto. Nunca dejo de asombrarme con la belleza de Asturias. Me encanta Covadonga, la Santina, las historias de la Reconquista, don Pelayo... Allá, en Colunga, está la casa Piñera, donde vivían un doctor y un cura. El doctor era José Piñera (médico del pueblo entre 1907 y 1947), mi tío, descendiente también de los primeros Piñera que llegaron a Chile hace mucho tiempo...

-Llegaron e hicieron carrera, hasta el punto de que el expresidente chileno es una de las mayores fortunas de aquel país, cimentada en buena parte merced a su alianza en las líneas aéreas chilenas con otro colungués, Juan Cueto. Usted, sin embargo, no ha invertido nunca en la tierra de sus ancestros...

-No se dio.

-¿Y le gustaría invertir en Asturias?

-No se dio.

-¿Y se dará otra vez la imagen de Sebastián Piñera como Presidente de Chile?

-No es el momento de tomar ahora esa decisión de presentarme o no a las elecciones presidenciales. Es una decisión que tendré que tomar el próximo año. Ahora todos mis esfuerzos están centrados en tratar de contribuir a que Chile se encuentre nuevamente en el camino hacia el desarrollo.

-O sea, que no descarta volver a presentarse a las elecciones.

-En la vida no hay que aferrarse a nada, pero tampoco hay que descartar nada. El actual Gobierno, presidido por Michelle Bachelet, acaba de cumplir la mitad de su mandato. En Chile tenemos un deporte muy popular, nada más elegir a un Presidente o Presidenta ya estamos eligiendo al próximo. Ahora es el tiempo de hacer los esfuerzos que se requieren con urgencia, y que son absolutamente necesarios, para que Chile recupere el rumbo y el ritmo.

-¿Bachelet ha perdido el rumbo?

-Chile iba en un camino hacia el desarrollo, hacia abandonar la pobreza, hacia transformarse en un país desarrollado e integrarse en el primer mundo y lo iba haciendo con mucha disciplina, con mucho esfuerzo y con muy buenos resultados. En los últimos 25 años, Chile ha sido el país más exitoso de América Latina. De lejos. Logramos pasar del séptimo al primer lugar en renta per cápita, reducir la pobreza del cuarenta al ocho por ciento; abrirnos al mundo e integrarnos con Estados Unidos, Europa, China, Corea, Japón... Y que en ese camino por lograr una sociedad más justa, con más y mejores oportunidades para todos, hayamos desviado el rumbo a mí me parece un error que vamos a tener que corregir. Nos desviamos del camino. Perdimos fuerza en el empleo, en la innovación, en el emprendimiento, en la productividad... Por alguna razón, el Gobierno de Bachelet decidió hacer un cambio de rumbo. Empezó a llevar a cabo una serie de reformas tributarias, laborales, educacionales, y ahora la constitucional, basadas en una ideología socialista, y me parece un tremendo error.

-¿Por qué?

-Los resultados de estos dos años saltan a la vista: la tasa de crecimiento y la capacidad de creación de empleo y de mejorar los salarios se redujeron a menos de la mitad, la inversión y la productividad están cayendo, tenemos graves problemas en seguridad ciudadana y salud. Cuando terminó el Gobierno que yo presidí, en 2014, cuatro de cada cinco chilenos pensaban que Chile iba por buen camino; hoy cuatro de cada cinco creen que va por el malo. Pero creo que estamos a tiempo en Chile de corregir el rumbo y reencontrarnos en el camino del progreso.

-¿Sólo Chile puede reencontrar el camino del progreso o esa realidad afecta también al conjunto de la región?

-La región tiene realidades muy distintas en su interior, pero en general está pasando por una grave crisis que se ejemplifica en los casos emblemáticos de Brasil y Venezuela, dos países que están viviendo una crisis política, económica, social y también moral. En Brasil, la crisis política es muy grave, porque la Presidenta, Dilma Rousseff, se dedica a evitar que la destituyan e incluso el expresidente Lula se dedica a evitar que le tomen preso. Y En medio de esta crisis de vacío político hay una crisis económica de proporciones enormes. Hay una recesión, una pérdida de confianza de la ciudadanía en los gobernantes, una pérdida de la calidad de vida, del empleo... Y una crisis muy profunda de descontento ciudadano agravada por una corrupción ejemplificada en lo que aconteció en la empresa más grande de América Latina, Petrobras.

-¿Venezuela?

-El caso de Venezuela es otra cosa. Venezuela tiene gobierno, pero es un gobierno profundamente antidemocrático, que no respeta las libertades, la separación de poderes, la oposición, los derechos humanos... Y a eso se suma la crisis económica, que es desesperante y desesperada. Además, está la crisis de abastecimiento, de inseguridad, de descontento ciudadano, que no encuentra una salida porque no hay un régimen verdaderamente democrático en Venezuela. Todo lo dilapidaron entre Chávez y Maduro, una auténtica desgracia para Venezuela y los venezolanos. En Brasil es posible que haya una salida institucional, pero lo de Venezuela es un grandísimo problema.

-¿Y sus vecinos argentinos?

-Yo creo que Argentina tiene una gran esperanza con Mauricio Macri. Argentina era uno de los países más ricos del mundo, pero seis décadas de peronismo empobrecieron a ese país, que perdió su sitio de privilegio. Lo que está haciendo Macri es llevar a cabo un buen gobierno, restablecer las ideas de la verdadera democracia, respetar la división de poderes, la libertad de expresión y, en fin, poner los pilares del desarrollo.

-¿Cómo ve el desbloqueo de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos?

-En Cuba se pone el énfasis en levantar el bloqueo económico de Estados Unidos, pero los cubanos deberían ponerlo en recuperar la libertad, el estado de derecho y los derechos humanos, y en eso no han avanzado nada hacia una verdadera democracia.

-... Y ahora Evo Morales lleva al Tribunal de La Haya el conflicto con Chile por la soberanía del río Silala, que daría una salida al Pacífico a Bolivia.

-Los temas de soberanía siempre se han tratado en mi país como asuntos de Estado y, por tanto, yo respaldo lo que está haciendo el Gobierno de Chile en legítima defensa de sus derechos. La cuestión sobre ese río está anclada en tratados internacionales y en el Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Bolivia, de 1904, que fijó los límites entre ambos países y los derechos y obligaciones de ambos. Ahí se menciona que el río Silala es binacional, porque nace en un país, Bolivia, pero sus aguas discurren hacia Chile. La soberanía, por tanto, es de Chile.

-¿A qué atribuye entonces las reclamaciones de Bolivia?

-Cada vez que hay problemas políticos en Bolivia, como ahora con el referéndum, Evo Morales utiliza los temas internacionales, y particularmente con Chile, para evadir sus responsabilidades y eludir sus problemas.

-Pero parece que ha logrado ciertos apoyos a nivel internacional.

-Él es un maestro en tergiversar la realidad. Lo que dicen los líderes internacionales no es lo que Morales dice que dijeron. Ha pasado con las palabras del Papa Francisco, con las de Ángela Merkel... Hay que leer las fuentes originales. -¿Será el siglo XXI el del despegue de América Latina?

-Durante mucho tiempo, América Latina sólo era noticia por una sucesión de gobiernos dictatoriales muy violentos y cuando Brasil, Argentina o Uruguay ganaban el Mundial de fútbol. Latinoamérica tiene todas las condiciones para despegar, para derrotar a la pobreza y alcanzar el desarrollo. Capital humano, recursos naturales... Sólo hace falta verdadera libertad y una economía libre, una economía social de mercado que dé oportunidades a todos. Necesitamos una apuesta por la innovación, la creatividad, el emprendimiento...

-¿Cuál es el camino?

-Verdadera democracia, libertad y economía social de mercado de bases sólidas y fuertes y, sobre todo, abierta al mundo.

-¿Se nota en América Latina, a la hora de las inversiones por ejemplo, el impasse que sufre una política española sin Gobierno?

-España tiene que ser uno de nuestros principales socios y es cierto que se da una situación nueva en la democracia española que yo espero que se solucione pronto. Pero le digo una cosa...

-¿Sí?

-Igual es barrer para casa, pero en Chile hay una parte muy importante de Asturias porque Asturias supo dejar sus huellas, muy profundas, en Chile y estamos muy orgullosos de ello. Los chilenos y los asturianos.

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