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Pase primaveral de osos en Somiedo

El fin de la hibernación y el aumento poblacional facilitan el avistamiento Un niño ve una pareja desde la ventana de su casa en la Pola durante más de dos horas

La pareja de osos, de paseo entre Gúa y Peñavera. REPRODUCCIÓN DE S. A.

A ver quién es el niño que hoy en día abre por la mañana la ventana de su habitación y se encuentra un oso. Bruno Marrón, de 5 años, no podía creer lo que descubrió a través de los prismáticos el domingo: sin moverse de su casa en Pola de Somiedo disfrutó del paseo de una pareja de osos pardos cantábricos entre el repetidor de Gúa y Peñavera. El avistamiento de plantígrados es cada vez más común en el concejo suroccidental, lo que el biólogo e investigador de la Universidad de Oviedo Javier Naves atribuye al aumento de la población, el fin de la hibernación y a que "hay más gente mirando".

"Flipó, le encantó verlos, estuvimos dos horas y media con los prismáticos y se vieron perfectamente hasta última hora", precisa el padre de Bruno, Jorge Marrón. Los dos osos pasaron la tarde moviéndose de un lado a otro en busca de alimento. Según indica Naves, se trata de una zona caliza que ofrece más recursos para los animales, donde encuentran plantas y bayas.

La imagen de los osos fue para los Marrón como un safari casero. Igual que para los vecinos de Valle de Lago, que hace unas semanas grabaron y fotografiaron durante días desde las casas y hoteles del pueblo al oso que bautizaron "Pinto" mientras éste buscaba comida entre la nieve en la peña La Franca. Y todo indica que en las próximas semanas esto irá a más. "Ahora se pueden ver prácticamente todo el año, pero a partir de mediados de abril y principios de mayo es cuando empieza a notarse un aumento de actividad, porque los animales que hibernaron empiezan a salir y otros se mueven más porque comienza la época de celo. También saldrán las osas con crías", precisa el biólogo Naves.

Jorge Marrón dice que en treinta años no vio uno y en los últimos diez años ya van unos cuantos. "A veces ni me molesto en salir a verlos cuando está todo el mundo en la plaza, pero cuando son los primeros días de primavera, eso presta mucho", asegura. Y, sin lugar a dudas, quien esperará apoyado en la ventana será el pequeño Bruno, un afortunado por haber recibido uno de los mejores regalos de la naturaleza.

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