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JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ CASTRILLÓN | Cronista de los Oscos

"No hace mucho, ser de los Oscos era casi un estigma, pero eso está ya curado"

"Es el tiempo de la política para combatir el despoblamiento; no se puede pedir más a la gente que sujeta el territorio"

José Antonio Álvarez Castrillón, cronista oficial de los Oscos. IRMA COLLÍN

El profesor de Historia e investigador José Antonio Álvarez Castrillón lleva un lustro ejerciendo como cronista oficial de los Oscos. Aunque nació en Oviedo en 1966, tiene orígenes en la comarca y defiende con sólidos argumentos que pertenece a los tres concejos: "Mis abuelos paternos son de Santa Eulalia, mis abuelos maternos son de San Martín, mis padres se conocieron y se hicieron novios en Villanueva de Oscos y mi casa está en la intersección de los tres concejos, en A Valía".

-¿Cómo ve los Oscos?

-Los veo en una situación extraordinaria en cuanto a la vitalidad de mis vecinos, al entusiasmo que tienen... Veo a la gente feliz, pero hay que compararlo con otros Oscos, con cómo vivía antes la gente, pues era un territorio duro. No podemos perder la perspectiva y por eso creo que nunca se vivió mejor en cuanto a calidad de vida. Otra cosa es cómo veo el futuro y en ese sentido la visión es contraria, pues estamos en un ocaso, en una situación absolutamente crepuscular.

-¿Es el despoblamiento el problema central?

-El problema tiene que ver con la distribución del poblamiento. Hoy en día las villas son sitios de muchísima calidad de vida, pero la red de aldeas y caseríos que hace ese paisaje que llamamos Oscos ha pasado a mejor vida. Estamos haciendo la autopsia a un territorio histórico.

-¿Qué se puede hacer para solucionarlo?

-No quiero ser arrogante en decir que tengo las soluciones. Lo que tengo es ese análisis histórico repetido que te dan otros ejemplos y casos, y creo que mirando para atrás podemos encontrar algún tipo de solución. Claramente es el tiempo de la política porque no estamos legitimados para pedir más a la gente que está allí, que ha estado sujetando el paisaje y el territorio. No es fácil, pero del mismo modo que se está replanteando el área central de Asturias como una enorme área metropolitana, pues hace falta un planteamiento similar para este territorio que está en crisis.

-Usted documentó una amnistía fiscal que logró el monasterio de Villanueva para sus vasallos. ¿Es uno de los ejemplos a los que alude?

-El monasterio consiguió este privilegio real que se concedía a algunos territorios con características especialmente duras. Era un reclamo para conseguir pobladores y funcionó porque contribuyó a poblar el territorio. También reservaba casas de buena calidad para ofrecérselas a un cirujano y lograr que se asentara en la zona, fomentó negocios ajenos, ferias... Son algunas de las muchas ideas que se pueden aplicar.

-¿Qué valores hacen diferente a los Oscos?

-Hay una conjunción perfecta entre un territorio singular y las respuestas que se dieron en él. Singular porque está muy acotado por la geografía y tiene alguna característica peculiar; por ejemplo, los ríos de los Oscos son los únicos de Asturias que van hacia el Sur. Además, en casi todos los periodos singulares los Oscos tuvieron un protagonismo intenso. En la Edad Moderna, cuando el modelo agroganadero ya no daba más de sí, se implanta allí la industria del hierro y eso le dio mucha potencia. Lo que ya no pudo resistir fue los embates de este mundo moderno y entonces, a partir del siglo XIX, perdió el tren de la historia. Hasta ese momento, en todos los periodos históricos, comparece el territorio con enorme personalidad.

-El exalcalde de Santa Eulalia sugería hace poco la necesidad de apostar por lo singular del territorio como salida a esta crisis. ¿Coincide?

-Hace tiempo que estoy intentando poner en marcha un estudio sobre la cultura como activo económico, pues es algo que está pendiente. La cultura es un activo particularmente importante porque tiene testimonios de todos los periodos históricos, pero de ahí a ponerla en rentabilidad hay una labor enorme pendiente. El sistema educativo tiene un papel fundamental pues debe conseguir que los niños estén orgullosos de formar parte de un territorio con esos valores. No hace mucho, ser de los Oscos era poco menos que un estigma, pero eso está curado. No obstante, queda mucho por andar para que el vecino de allí conozca su patrimonio y le saque partido. Yo siempre sostengo que las copas las ponen mejor en otros sitios y el clima es mejor en otros lugares, aquí tenemos que ofrecer otras cosas y debemos apostar por el paisaje cultural, pero, para ofrecerlo, hay que entenderlo y conocerlo y eso es algo que está muy pendiente.

-Hay movimientos interesantes en esa línea, como el impulso que se está dando a la ruina del monasterio de Villanueva como espacio cultural...

-Es la forma de que los vecinos vean como suyo algo que hasta ahora les era completamente ajeno. El edificio debe estar al servicio de los vecinos y ésta es una forma extraordinaria de hacerlo. Hay que dar buenos contenidos al visitante, que busca lo auténtico. No podemos ser impostores: nuestra oferta tiene que ser genuina.

-Los tres alcaldes de los Oscos están empezando a trabajar en equipo tras años de distanciamiento. ¿Qué le parece?

-Probablemente es la mayor satisfacción que me he llevado en los Oscos: me resulta emocionante. Yo hablo del territorio Oscos, como ya se decía en la Edad Media, y es una expresión extraordinaria para decir lo que es aquello. Los que somos de allí tenemos claro que por encima de cuestiones administrativas somos un colectivo y que eso se materialice a través de las administraciones locales me hace muy feliz.

-Fruto de ese buen entendimiento es la candidatura conjunta al "Pueblo ejemplar" que usted coordina.

-Estamos rematando la documentación y se ha conseguido que participe y se sienta implicado todo el mundo, y eso es un gran éxito. El premio serviría para reforzar la autoestima de los vecinos, que se sientan orgullosos de formar parte de la historia del territorio. Sería un galardón para los que son y los que han sido, al esfuerzo colectivo de muchas generaciones. Los que han resistido al señuelo del urbanismo y la modernidad nos dan un ejemplo que es justo reconocer.

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