Una investigación internacional liderada por la Universidad de Oviedo ha permitido completar en un innovador modelo capaz de predecir el agrietamiento asistido por el medio ambiente en componentes metálicos. Este desarrollo podría tener importantes implicaciones en el diseño de una gran variedad de componentes estructurales del sector energético como gaseoductos, oleoductos, recipientes a presión o estructuras "offshore" donde la fragilización por hidrógeno y la corrosión continúan causando fallos catastróficos y limitando el uso de aceros de alta resistencia, explican desde la Universidad. El trabajo, liderado por el investigador de la Universidad de Oviedo Emilio Martínez Pañeda, ha sido publicado en Acta Materialia, una de las revistas científicas más prestigiosas en el campo de los materiales y la segunda en términos de impacto en el área de metalurgia. Junto a la Universidad de Oviedo participan investigadores de la Universidad Técnica de Dinamarca y la Universidad de Virginia (EE UU).

El modelo completado por los científicos asturiano permite identificar el instante preciso del inicio del fallo estructural en función de las fuerzas aplicadas, el material empleado y las condiciones externas. Este modelo se sustenta en técnicas electroquímicas avanzadas y en un enfoque multiescala computacional.

Con este trabajo, los científicos aspiran a desarrollar una nueva generación de modelos predictivos basados en mecanismos que podrían ser empleados en un futuro próximo en el sector energético para establecer nuevos criterios de diseño y monitorización del daño. El hallazgo contribuye de forma significativa a situar a Asturias como polo de referencia en la investigación en torno al acero.

Martínez Pañeda es investigador del área de Mecánica de Medios Continuos y Teoría de Estructuras en el departamento de Construcción y, a su vez, está integrado en el grupo de investigación SIUMECAMAT (Simulación Numérica, Modelización, Caracterización Mecánica y Optimización Microestructural de Componentes Industriales) que lidera el catedrático Francisco Javier Belzunce. El proyecto ha sido financiado por el Ministerio de Economía, la propia Universidad de Oviedo, el Consejo de Investigación de Dinamarca y el centro técnico de Alcoa en la Universidad de Virginia.