"Vamos a seguir aquí hasta que nos den una solución o nos echen". Las palabras de Omar García, uno de los seis mineros de la compañía Astur Leonesa que se encerraron ayer en un despacho de la planta tercera de la Junta General, revelan el objetivo de una protesta sin precedentes en el parlamento asturiano: acabar con la "situación crítica" que atraviesan sus puestos de trabajo.

Lo que no hicieron los grandes "popes" del sindicalismo cuando el sector se contaba en Asturias por decenas de miles de trabajadores, fue ayer la misión de seis delegados de USO, CC OO y el SOMA-FIA-UGT del pozo Zarreu de Degaña que, de buenas formas y sin estridencias, agitaron la rutina de la Junta General del Principado. Llegaron a las doce del mediodía para mantener una reunión con la diputada del PP, Emma Ramos, y "ante la falta de soluciones", decidieron quedarse en un despacho del Grupo Popular, el del diputado José Agustín Cuervas-Mons. El presidente del comité de empresa, Juan Carlos Vega, detalló el contenido del encuentro con la diputada popular, calificado de "cordial" por ambas partes. "Pedimos que las eléctricas compren carbón nacional, además ahora está al mismo precio que el internacional; queremos que el Gobierno central reúna a la comisión de seguimiento por la que llevamos esperando 15 meses porque incumple lo que firmó en el Plan del Carbón. Y que se implique el presidente del Principado, porque ni nos ha recibido". Vega añadió que "estamos en una situación límite, han cortado la luz, el nivel de agua empieza a subir y en un mes la mina quedará inservible".

Emma Ramos se comprometió a trasladar a sus diputados nacionales el problema y a preparar una proposición no de ley para la Junta General. "Ya estamos hartos de palabras, ahora queremos hechos y soluciones", coincidieron horas después Juan Carlos Vega y Omar García, cuando ya le habían comunicado a la diputada que no se iban de la Junta. Al filo de las dos de la tarde, el encierro tomaba cuerpo. "Pedimos una solución y no alteramos para nada la actividad política", aseguraban los mineros. El encierro planteaba toda una papeleta, no por las formas, correctas, sino por el precedente que suponía y, sobre todo, porque ningún político quería cargar con el sambenito de pedir el desalojo o, lo que es lo mismo, la intervención de la Policía. "Dejar hacer, dejar pasar" fue la estrategia del PP, que sobre las tres de la tarde cerró los despachos anexos al que ocupaban los sindicalistas y evitó pedir, por escrito, el desalojo.

A medida que pasaban las horas crecía la incertidumbre. Los mineros seguían en sus trece pero en fuentes parlamentarias se daba por hecho que tendrían que desalojar al cierre de la Junta, sobre las 9 de la noche. Los pasillos de la planta tercera eran un hervidero, con el personal de limpieza a la expectativa y la Policía buscando a los encerrados, al principio sin éxito, para comunicarles que debían salir; por aquí los líderes sindicales del SOMA, como José Luis Alperi y José Luis Fernández Roces y Damián Manzano, responsable de la federación de Industria de CC OO, quien llegó a pedir a Javier Fernández que "mueva el culo" por el sector; por allá los diputados de Podemos, Daniel Ripa y Héctor Piernavieja, que anunció que su grupo promoverá un pleno en la Junta para exigir un papel activo al Gobierno regional ante este conflicto y hasta la diputada Lucía Montejo, que se acercó en atuendo deportivo. Tampoco faltó el portavoz socialista Fernando Lastra, que señaló al Gobierno del PP como responsable de la "dramática situación" de Astur Leonesa y criticó la "hipocresía" de Podemos por decir una cosa aquí y hacer otra en Madrid. Al final, nadie dio la orden de desalojo y los mineros pasaron su primera noche en la Junta.