Los ganaderos agrupados en el colectivo Asturias Ganadera culpan a las restricciones de la normativa cinegética autonómica de la superpoblación que ha llevado al jabalí a las calles de las ciudades asturianas. La asociación reclama medidas de control de la especie a través de una batería de medidas relacionadas con la promoción y la eliminación de barreras para la caza. Denuncian la "incompetencia" de la Consejería de Medio Rural en este ámbito, que coarta la actividad mediante su encarecimiento y "ni siquiera ha sido capaz", ha denunciado esta mañana el portavoz del colectivo Xuan Valladares, "de cumplir con la obligación legal de actualizar cada tres meses el baremo de daños" de las especies cinegéticas: "No lo hace desde hace más de seis años".

Asturias Ganadera reprocha al Principado que haya reconocido expresamente que no vaya a promocionar la caza más allá de facilitar la licencia interautonómica -"que más que traer cazadores a Asturias ya está facilitando que los asturianos salgan fuera"- y propone una batería de medidas muy distintas de las que se están proponiendo. Frente a las propuestas de "acoso" sin muerte hacia las que apuntan los redactores del plan de control de la especie en Asturias, los ganaderos reclaman más caza. Entre otras actuaciones, aumentar los meses hábiles, "abrir la veda a todo el año en las áreas que se determinen necesarias" o "incentivar que se cumplan los cupos máximos de seis animales por cacería", flexibilizándolos o haciendo que por ejemplo se puedan cazar ocho en la siguiente batida si en la anterior sólo se abatieron cuatro. Sugieren también la adopción del "estilo francés del derecho al rececho", que permite a los campesinos que sufran daños de la fauna salvaje cazar ejemplares en sus fincas, así como subir a treinta el número máximo de cazadores por cuadrilla, hacer que la Administración coopere con las sociedades de cazadores en los gastos de guardería y daños o "permitir la caza con arco crepuscular y nocturna en las zonas de seguridad de las ciudades" afectadas por la llegada del jabalí, como últimamente Oviedo.

Es, dicen, la mejor manera de establecer un "control natural" que no equivale al exterminio pero que se les aparece más eficaz que tratar de devolver los jabalíes al monte como se ha llegado a plantear recientemente. Porque "si están en la ciudad", afirma Manuel Suárez, "es porque en el monte no caben".