Asturias alberga en su territorio un total de 2.600 plantas de las que 124 son consideradas "invasoras" por los expertos. Se trata de un "problema" que se agrava por el hecho de que el 68% de las especies alóctonas más peligrosas de España tenga presencia en el Principado, que cuenta con 107 plantas autóctonas amenazadas y protegidas en las distintas categorías que recoge la normativa vigente. Estos datos fueron puestos ayer encima de la mesa por Tomás Emilio Díaz González, catedrático de Botánica de la Universidad de Oviedo, en la jornada inaugural del ciclo "Especies protegidas versus especies invasoras" que organiza el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA). Además de Díaz González, también intervinieron en el acto Víctor Manuel Vázquez, jefe de la sección de Biodiversidad del Principado; Teresa Sánchez Corominas, jefa del Servicio de Especies Protegidas de la Consejería de Recursos Naturales, y Álvaro Bueno, experto en la gestión y la conservación de la flora.

Vázquez y Corominas hicieron un repaso sobre la legislación vigente en materia de protección de la flora y la fauna, remontándose a los primeros catálogos de especies protegidas, que datan de los años noventa del pasado siglo. Según indicó Corominas, el Principado trabaja ahora en una modificación del listado con un triple objetivo: "contribuir a la conservación de las especies, acompasar el catálogo al conocimiento científico y adaptarlo a la normativa actual".

Entre las especies que verán incrementado su grado de protección, según indicó Tomás Emilio Díaz, se encuentra, por ejemplo, la Mielga marina, que pasará a engrosar la nómina de las consideradas en peligro de extinción después de que su población "se haya reducido de forma considerable". Y lo mismo va a suceder con el Nenúfar amarillo pequeño, que tiene en Asturias su último refugio de la Península Ibérica, o con la hierba de Llamuerga, que, según indicó el experto, "está desapareciendo del Sur de Europa" y en el Principado se limita a la zona de Llanes. El catedrático se mostró convencido de que "aplicando la normativa adecuada y los criterios de conservación será posible mantener las plantas que se encuentran en peor situación".

Tomás Emilio Díaz hizo un repaso por las especies de la flora terrestre más emblemáticas de los diferentes macrohábitats regionales, alertando del peligro que corre, por ejemplo, la Estrella de los Pirineos a causa de que su implantación entre prados y superficies arboladas la convierte en pasto habitual del ganado.