Los expertos quieren blindar el centro de Asturias frente a la invasión del jabalí. El biólogo y autor del plan de control de la especie en Oviedo, Carlos Nores, pide instalar en las autopistas vallados "a prueba de suidos" para reducir la alta siniestralidad. Según las estadísticas de la Dirección General de Tráfico (DGT), al año se producen una media de 500 accidentes por la irrupción de animales en la calzada. Esta cifra seguirá aumentando a medida que la población se incremente. Se calcula que en la región hay entre 60.000 y 75.000 jabalíes, capaces de levantar los cierres actuales. El riesgo es mayor durante las noches y en carreteras donde hay más tráfico. Un estudio de la Universidad de Oviedo revela además que el mayor número de atropellos de corzo se produce en primavera, coincidiendo con la emancipación de los juveniles, mientras que de suidos en invierno durante la época de celo.

Carlos Nores ha comprobado que la mayoría de los accidentes "no se producen donde hay más animales, sino donde hay más tráfico". En este sentido, asegura, que las autopistas valladas reducen mucho la siniestralidad en comparación a las carreteras nacionales sin protección. Pese a ello, "ninguna vía ha conseguido el riesgo cero", ya que los animales ungulados -como el jabalí y el corzo- son capaces de levantar los cierres o incluso entrar a través de los accesos a las carreteras. El biólogo del Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio (Indurot) apuesta por la instalación de pasos canadienses: "Lamas metálicas espaciadas para que el ganado no salga a través de las puertas de los cercados". "Cuando lo planteamos a las autoridades, piensan que les tomamos el pelo", lamenta.

Otra de las medidas pasa por reforzar la señalización y combatir la "habituación". "Tenemos que pensar en los conductores como hacemos con los jabalíes. Al igual que la fauna se acostumbra a bajar a las ciudades, los automovilistas se adaptan a ver señales de peligro. Tenemos que buscar estrategias más eficaces que alerten al volante", mantiene Nores. Por ejemplo, desarrollar una aplicación móvil como la que ya existe para radares. "Sería una solución barata y relativamente sencilla", opina el zoólogo, que aboga también por reforzar el conocimiento del conductor sobre las especies cinegéticas. "Tenemos que ser conscientes de que no es lo mismo circular a las dos de la tarde que a las nueve de la noche. El riesgo es mayor en el segundo caso", aclara.

Un trabajo de la Universidad de Oviedo ahonda en el comportamiento de la fauna para determinar a qué horas y en qué época es más frecuente toparse con un animal en la carretera. Las colisiones por corzo son más numerosas en primavera -abril y mayo fundamentalmente- por la dispersión de los juveniles. Una importante proporción (el 70%) de ellos son atropellados en su segundo año de vida: "Es cuando los adultos entran en celo y eso fuerza la separación de los juveniles de sus madres, viéndose obligados a buscar territorios no ocupados por otros machos".

El mayor número de atropellos de suidos se produce en los meses de noviembre, diciembre y enero y esto puede estar relacionado con el celo, que incrementa la actividad y movimiento de los machos. Sin embargo, " el 71% de los accidentes con especies cinegéticas se producen en días en los que no hay batidas".