Dos jóvenes se sentaron en la mañana de ayer en el banquillo del Juzgado de lo penal número 2 de Oviedo para responder de un presunto delito de estafa. Estaban acusados de dejar una factura de 8.000 euros en uno de los hoteles de la entrada de Oviedo por una estancia de tres meses, entre agosto y noviembre de 2015. El ministerio público solicitaba una condena de año y medio de cárcel para cada uno. Sin embargo, lo que parecía un caso fácil se ha complicado, y mucho. Y es que el ministerio público solicitó que el caso se devolviese al juez de instructor con el fin de aclarar si las facturas presentadas como prueba por el propietario del hotel, en las que supuestamente figuran las firmas de los acusados, fueron falsificadas. La pareja realizará un cuerpo de escritura para ver si la firma de las facturas es auténtica.

La pareja, defendida por Fernando de Barutell y Juan Ignacio Castañón, niega haber dejado pufo alguno en el hotel. La que estuvo alojada realmente es la mujer, M. V. M. S., quien asegura que ella en realidad estaba trabajando en el establecimiento, atendiendo a los clientes y echando un ojo por las noches, a cambio de recibir alojamiento gratis. Ayer había presentado un testigo, un antiguo cliente del hotel que iba a corroborarlo. En cuanto al joven acusado, E. F. M., aduce que solo fue tres o cuatro veces a dormir al hotel con su entonces pareja. Al juicio fue con varios testigos: la señora que le alquilaba un piso en aquella época y una mujer que le limpiaba la vivienda.

No hubo necesidad de que declarasen los testigos. Y es que las facturas presentadas por el hotel despertaron las sospechas del ministerio público. No tienen NIF, ni son correlativas. Además incluyen errores de bulto, ya que alguna está datada el 31 de septiembre. Las facturas no fueron presentadas en fase de instrucción, sino en el momento en que se formuló acusación. Ante las sospechas, la juez decidió remitir el caso de nuevo al juez de instrucción, que establecerá si hay indicios de falsedad.