Sobre el futuro de la Unión Europea hay opiniones cruzadas, pero todos parecen estar de acuerdo en que el club de los 28, que pronto será el de los 27, vive su particular encrucijada, "una crisis existencial" en palabras de la profesora Paz Andrés, que ayer moderó una mesa redonda en la Facultad de Derecho para conmemorar los 60 años de los Tratados de Roma.

Junto a ella, tres alumnas de clínica jurídica y cuatro profesores del mundo del Derecho y de la Economía. Benito Aláez, catedrático de Derecho Constitucional asume una etapa "en la que la idea de Europa parece estar en crisis. No se sabe muy bien hacia dónde ir, el futuro lo veo gris por no decir negro".

Margarita Argüelles, profesora de Economía Aplicada cree que la unión económica y monetaria "fue un gran avance político pero resultó incompleta. Las debilidades se ponen de manifiesto con la crisis".

Sobre todo -añadió- las "crisis asimétricas, que afectan más a determinados socios". La Europa del sur lo sabe bien.

Su compañero de departamento, Manuel Hernández Muñiz, reconoce que "la integración monetaria y financiera no acaba de funcionar, no chuta" y recordó una frase acuñada hace tiempo: cuando los bienes no cruzan las fronteras, las cruzan los ejércitos". Hernández cree que "es el momento de la ciudadanía", porque "tenemos que mojarnos, preguntarnos dónde queremos ir".

El profesor de Derecho Internacional Ángel Espiniella tiene "sensación de nueva etapa" porque el Brexit "supone el fin de una fase, nuestro hoy anochece". Espiniella cree que "el problema que asola a la UE es de credibilidad. No podemos estar conteniendo la respiración cada vez que hay unas elecciones ni ser gigantes con pies de barro".

Aláez apuntó que en el marco europeo "nos hemos ido desposeyendo de soberanía casi sin darnos cuenta, y ahora, cuando llega menos dinero, surgen las objeciones". Argüelles recuerda que "la crisis es internacional pero el impacto no es el mismo en los países". Argüelles cree que "la alternativa nunca puede ser la marcha atrás, hay que evitar la desafección hacia lo europeo".

Espiniella no pierde el optimismo: "el proyecto europeo es el resultado de las crisis". Sobre las declaraciones del presidente del Eurogrupo ("los países del sur despilfarran en mujeres y alcohol"), asegura que Dijsselbloem "tiene una visión de nosotros de hace 40 años, la España del landismo, de Pajares y Esteso".