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La Universidad de la experiencia

Los alumnos del programa para mayores, que suma 429 matriculados, celebran la oportunidad de volver a las aulas: "Es un renacer"

La Universidad de la experiencia

"Aquí aprendemos a aprender. Para mí, ha sido un renacer", afirma Luisa Rodríguez, una de los 429 matriculados en Asturias del Programa para Mayores de la Universidad de Oviedo (PUMUO). "Nos encontramos con gente que habla nuestro mismo idioma", añade Pilar García. No es que existan problemas de comunicación entre ellos sino que estos universitarios que ya peinan canas comparten inquietudes e ilusiones y han logrado tejer, incluso, una red de amistades ya inquebrantable. Es el caso de Loli García, que acaba de iniciar este fin de semana un viaje a Amsterdam con sus compañeras de PUMUO en Oviedo.

El programa se inició en el curso 2001-2002. En sus primeros años se estructuraba en dos cursos académicos que se impartían únicamente en Oviedo. Pero la buena acogida del programa, permitió a la Universidad ir afrontando los retos de ir ampliando la carga lectiva a tres, hasta el momento actual, en cinco años, y de ofrecerlo en dos nuevas sedes: Avilés, desde el curso 2004-2005 y, a partir del curso 2011-2012, también en Gijón.

El actual vicerrector de Extensión Universitaria, Francisco José Borge, fue uno de los primeros docentes en incorporarse. Inauguró el grupo de inglés. "Los de PUMUO son alumnos ejemplares; suelen ser más comprometidos de lo habitual", subraya. Del medio centenar escaso de estudiantes que arrancaron en el primer año del programa, hasta los cerca de medio millar del curso que ahora finaliza, se han superado todo tipo de circunstancias. También los alumnos. Cuando Loli y Mari Luz enviudaron decidieron reencontrarse con la Universidad. "Y para los que vivíamos solos nos ha permitido abrirnos a nuevas amistades", cuenta otra de las veteranas del programa.

"Tenemos profesores que nos actualizan en los temas más punteros. Yo, que solo tenía estudios de grado medio, al dejar de trabajar desconectas un poco de todo. Este programa te mantiene la mente activa", sostiene Blanca Cerdá. Carmen Arroyo, delegada de tercer curso, aclara: "Aquí venimos a adquirir conocimientos, los amigos ya los tenemos de la vida".

El director del coro de PUMUO, también alumno, Ángel Casado, aplaude la iniciativa y se alza en portavoz de sus compañeros para plantear una reivindicación: "Queremos poder acudir a clases regladas de la Universidad". No obstante, en lo que coincide la mayoría de los matriculados es en la oportunidad de conocer los últimos avances de la ciencia de la mano de jefes de grupos de investigación punteros en la Universidad de Oviedo. "Fue una ilusión tremenda tocar los cerebros en los laboratorios", apuntan otros. Belén Álvarez tiene un hijo estudiando Magisterio y coinciden a veces en el intercambio de pareceres sobre la formación universitaria. Emma Álvarez le ha pasado unos apuntes del taller de poesía a su hija que está en la ESO. "Es como una terapia, te da alegría e ilusión por la vida", coinciden las veteranas Consuelo Méndez y Francisca Alonso.

"Lo que queremos es desarrollar un envejecimiento activo de verdad, y cultural, donde participas de muchas cosas. Hablamos de salud, no de enfermedades", precisa Loli García quien decidió, tras su jubilación que no quería consumir sus días de forma pasiva. Los alumnos realizan también visitas a exposiciones y acuden a conferencias La primera salida fue hace nueve años, con el grupo de alemán, y desde entonces no han parado. "Es una oportunidad también para socializar", confirman los estudiantes, cuyo único requisito es sobrepasar los 50 años.

El profesor Pablo Carvajal celebra el "perfil diverso" del alumnado que hace que cada sesión se convierta en un auténtico desafío, como cuando plantea la lectura de textos del Siglo de Oro para un grupo donde se mezclan jueces y químicos retirados, fontaneros o administrativos. "Resulta muy enriquecedor", indica el docente.

Ángeles Fernández, directora de PUMUO y también docente en el programa, destaca la satisfacción de contrar con un público "entregado" que conserva "una inquietud y una capacidad por sorprenderse enorme" y son, al mismo tiempo, "muy exigentes". Agradecen enormemente, según Ángeles Fernández, "que les escuches y puedan debatir. Es un programa a medio camino entre la divulgación y la Academia", concluye.

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