Fueron una treintena de graduados. Pero no unos graduados cualquiera. Tienen el título más difícil de conseguir, el de la experiencia. Pero desde ayer son además graduados en conocimientos, en reciclado, en sociabilidad, en compañerismo... Son los graduados de PUMUO (Programa Universitario de Mayores de la Universidad de Oviedo), el programa universitario para mayores de 50 años que la Universidad de Oviedo puso en marcha hace tres lustros y que ya cuenta en sus aulas con más de 400 alumnos entre sus sedes de Oviedo, Gijón y Avilés.

"La mayoría dudábamos de que llegara el día de hoy. Teníamos gran ilusión por ampliar conocimientos, por relacionarnos con personas de nuestra edad, aprendimos a tolerar opiniones de otros, convivencia, amistad. Empezamos como compañeros para terminar como amigos", explicó el graduado Senén Bajo como portavoz de la promoción.

Y es que además de ir a clases de múltiples asignaturas de las más variadas disciplinas y a talleres, realizaron viajes, visitaron exposiciones, entablaron debates y compartieron comidas. Unas cuantas a juzgar por las risas al hacer mención.

Algunos incluso encontraron el amor. Es el caso de los ovetenses Ángel Casado, que además fue el impulsor y actual director del Coro PUMUO, y de Begoña García. "Fue un amor por los pelos", asegura él con sorna, refiriéndose al rizado cabello de su pareja. Begoña es más contundente: "Me enamoró su poesía, porque él es poeta".

Ángel llegó a PUMUO porque tenía ganas de estudiar, de aprender, pero sin verse sometido a la presión de los exámenes. "Me informé y me acerqué sin saber muy bien de qué iba esto. Llegué con miedo, pero me resultó sumamente enriquecedor en todos los sentidos", afirmó.

Begoña llegó por una amiga, que le explicó lo que era y se animó. "Pensé: voy a ver qué pasa. Es una experiencia única. Y recomiendo a todo el mundo que se lance a hacerlo porque es una experiencia maravillosa".

María Luisa Najas es la más veterana del grupo, con 84 años. Optimista, animosa y feliz relata su experiencia. "La sensación era...como que el sol brillaba más. Había hecho piano e Historia de Arte, pero no pude terminarlas. Así que empecé PUMUO con mucha ilusión hace seis años". Viuda, cuando sus hijos se fueron de cada, "sentí un enorme vacío que no se puede llenar con cualquier cosa. Fue mi tabla de salvación. No sólo por lo mucho que aprendes, sino porque supone hacer amigos, salir, viajar... vivir".

Tras los agradecimientos a los profesores, David Silva, portavoz de los graduados de Gijón, resumió el sentir de estos nuevos y veteranos graduados: "Viva la cultura, viva la Universidad".