La población de osas con crías se consolida y ocupa nuevos territorios en la Cordillera Cantábrica. El último censo de la especie, correspondiente a 2016, contabilizó "un mínimo" de 40 hembras y 67 esbardos, lo que significa que los grupos familiares se multiplicaron por cuatro desde el año 2000. El informe, elaborado por las administraciones de Asturias, Galicia, Cantabria y Castilla y León, revela además que las osas con crías están recuperando su área de distribución primitiva. No obstante, hay constancia de que plantígrados solitarios ya sobrepasan su hábitat potencial, llegando hasta el sur de Ponferrada y Burgos. Según la consejería de Medio Ambiente, en 2016 se avistaron hembras con oseznos, "a tan solo 22 kilómetros de Oviedo", en Grado y Proaza, y el número de ejemplares totales -con machos- oscila entre 230 y 260.

Todos estos datos demuestran, en palabras del director general de Biodiversidad, Manuel Calvo, que la evolución de la especie es "constante y permanente". A su juicio, los resultados presentados ayer en Valladolid, son "muy favorables", ya que constatan una consolidación de la población -son las mismas osas pero tres esbardos más que en 2015- así como una recuperación del sector oriental, el más debilitado. Del total de 40 hembras y 67 esbardos observados el año pasado, 34 osas y 57 oseznos pertenecen a la subpoblación occidental, principalmente a la asturiana, y 6 ejemplares y 10 crías a la oriental. En este sentido, Manuel Calvo subraya que en el corredor interpoblacional del Huerna "hay cada vez más ejemplares", lo mismo que en los parques de Ponga y Redes. "No hay confirmada reproducción, pero sí que la Guardería del Medio Natural, a través de indicios, observaciones y expedientes de daños a colmenares, aprecia una mayor presencia de plantígrados", aclara Calvo.

La Fundación Oso Pardo, que junto a las cuatros administraciones y sus respectivas guarderías elaboraron el censo de la especie, asegura que la subpoblacional oriental está "levantando cabeza de una manera nítida". Por ello, su presidente, Guillermo Palomero, hace una "valoración muy buena" de los resultados, que además son "números mínimos y seguros". Las comunidades barajaban ocho grupos familiares más, pero "vale más ir a lo seguro", como afirma el director general de Biodiversidad.

El Principado considera que la especie, que experimenta una clara recuperación a diferencia del urogallo, no puede salir todavía de la categoría de peligro de extinción: "Hay que seguir trabajando". Sobre todo, consideran los expertos, en tres líneas: mejora del hábitat, evitar conflictos en los pueblos y controlar "muy de cerca" el furtivismo.