Se denominan Antioxidantes Macromoleculares y aún encierran muchos secretos. Son el complemento a los antioxidantes de toda la vida, por ejemplo, las vitaminas A, C o E, pero mucho menos conocidos. Una investigación pionera en el mundo parte de España y, a la cabeza, un científico que hizo su tesis doctoral en la Universidad de Oviedo, Fulgencio Saura Calixto.
-¿Dónde encontramos los antioxidantes macromoleculares?
-En frutas, legumbres y vegetales. Y dentro de esos alimentos, hay cantidades muy significativas en productos como la manzana, el plátano, la naranja o la mayoría de las frutas tropicales.
-¿Y en qué se diferencian de los antioxidantes al uso?
-Sobre todo en su acción en nuestro organismo. Los antioxidantes se absorben en el intestino delgado antes de pasar a la sangre. Es un proceso que dura entre media hora y dos horas. Los macrooxidantes, que son moléculas mucho mayores, pasan por el intestino delgado sin alteración y cuando llegan al intestino grueso, la microbiótica rompe esas moléculas y los metabolitos se absorben y pasan a la sangre a través del colon.
-¿Y dónde está la ventaja?
-Pues que el proceso de los macrooxidantes dura entre seis y diez horas, y eso es muy bueno porque complementa la acción de los antioxidantes y es como un segundo ataque frente al riesgo de infecciones o inflamaciones.
-¿A qué llama microbiótica?
-A las bacterias intestinales, que son fundamentales para la salud y también para la enfermedad. Los seres humanos tenemos al menos medio kilo de bacterias en nuestro cuerpo. Hay cientos de especies de ellas, con una gran capacidad genética. Las bacterias son capaces de disgregar de forma natural los metabolitos de los macrooxidantes, cosa que nosotros no podemos hacer en el laboratorio. Al menos con la misma eficacia. se podría decir que la salud general se "cocina" en nuestro intestino. Hay líneas de investigación muy interesantes que relacionan la microbiótica con la obesidad, con determinadas enfermedades neurológicas e incluso con los ictus.
-¿Todo alimento tiene macrooxidantes?
-Todo alimento vegetal. Cuando comemos una fabada les fabes aportan los antioxidantes y el compango aporta la grasa, pero hemos comprobado que los antioxidantes minimizan los efectos de las grasas. Una fabada vegetariana sería ideal para la salud.
-No sabría igual.
-Es cuestión de que los cocineros con estrella Michelin se pongan a ello.
-¿Por qué son tan desconocidos los macrooxidantes?
-Hace unos diez años pasaban desapercibidos por completo, incluso para la comunidad científica. Nuestro grupo es pionero, fue un descubrimiento un poco por curiosidad pero enseguida nos dimos cuenta de las propiedades extraordinariamente significativas para la salud humana.
-¿En qué se concretan?
-Sobre todo vemos grandes posibilidades en la prevención del cáncer de colon, el de mayor incidencia en España. Las pruebas biológicas con ratones han demostrado que podemos reducir enormemente el número de pólipos que en muchos casos son la antesala de tumores.
-O sea, que de la investigación saldrá algún producto sanitario.
-Eso esperamos. En Asturias hemos creado una empresa para seguir dando pasos. El siguiente es la experimentación con voluntarios. Trabajamos en una planta piloto en Valencia y los resultados son impresionantes. Creo que los plazos serán cortos.
-¿Cuántos antioxidantes macromoleculares necesitamos?
-Calculamos que en una dieta sana, normal, ingerimos un gramo y medio de macrooxidantes, algo más que de los antioxidantes convencionales.
-¿Los encontramos en las bebidas?
-Los macrooxidantes están en los alimentos sólidos. En algunas bebidas hay antioxidantes, como es el caso del vino. Por eso hay médico que aconsejan el consumo de una copa de vino al día. Hay que matizar: una copa acompañada de alimentos. Y una copa, no tres.
-Presentó días atrás el libro "Antioxidantes macromoleculares. Importancia en nutrición y salud humana".
-Nos lo encargó y editó la Royal Society of Chemistry. Estamos en fase de divulgar las investigaciones a nivel internacional.