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El traje asturiano no pasa de moda

Fe Santoveña analiza en un libro la evolución de la indumentaria popular en la región y la consolidación de la tradicional

El traje asturiano no pasa de moda

El estilo de nuestra indumentaria, las cualidades básicas de la ropa cotidiana, fue fijado hace mucho tiempo. La última gran revolución en la indumentaria masculina se sitúa hace algo más de dos siglos, en tiempos de la Revolución francesa. En ese momento histórico, la indumentaria masculina se fijó en el canon que se mantiene hoy: pantalón largo en vez de corto, camisa, chaqueta... Era el inicio de lo que la historiadora y antropóloga Fe Santoveña llama un "ciclo de moda largo", que aún está vigente. Pero la indumentaria previa perviviría en Asturias en el traje tradicional, cuya fisonomía se fijó a mediados del siglo XIX.

Santoveña analiza la evolución de la indumentaria de la región en su estudio "Traje tradicional, indumentaria popular y construcción del cuerpo en Asturias (1860-1920)". Un libro que surge de su tesis doctoral, defendida en la Universidad de Oviedo y dirigida por Jorge Uría y Honorino Manuel Velasco, y que ha sido editado por el Muséu del Pueblu d'Asturies, que lo distribuye gratuitamente, en versión digital, a través de su página web.

"La ropa también es un símbolo: cómo te vistes dice quién eres, dónde estás, qué haces, quiénes son tus iguales... Te reconoces por la indumentaria", afirma Santoveña, que para su estudio analizó decenas de miles de fotografías, desde 1860 hasta bien entrado el siglo XX, a partir de las cuales pudo fijar la evolución de la indumentaria popular.

En el caso de las mujeres, relata Santoveña, el ciclo de moda cambia con la Gran Guerra, cuando empieza a imponerse una indumentaria más utilitaria. Antes, dominaban las ropas cerradas, con falda acampanada, armazones para la cintura, corpiños y mangas abultadas. Frente a esta tendencia, el traje popular era una indumentaria más abierta, con falda más corta que dejaba ver refaxos de colores y que se consolidó como un traje identitario y de fiesta por las élites burguesas.

Durante el franquismo, la Sección Femenina impuso una revisión de los trajes regionales, pero en la Transición se recuperó la indumentaria tradicional. Un "historicismo", precisa Santoveña, que dura hasta nuestros días, aunque con algunas actualizaciones, sobre todo en lo referente a colores y el uso de nuevas telas.

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