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El testimonio de dos enfermeras enreda el "caso de las compresas" del HUCA

Una trabajadora cuestiona el modo de hacer el recuento de gasas y otra, de un quirófano contiguo, asegura que vio a sus colegas extraer el material

Intervención quirúrgica en el HUCA. LNE

Las declaraciones realizadas ayer ante la juez por dos enfermeras del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) han complicado aún más el "caso de las compresas", en el que se trata de determinar la causa de la muerte de un paciente que el pasado 2 de enero falleció desangrado en un quirófano del complejo sanitario ovetense en el transcurso de una operación de corazón aparentemente rutinaria.

En concreto, la magistrada está tratando de esclarecer si el fallecimiento del ovetense J. L. G. R., de 44 años, está relacionado con dos compresas que los miembros del equipo que le operó ese día aseguran que hallaron en su cavidad torácica. Según esta hipótesis, las gasas habrían sido olvidadas allí por otro grupo que había intervenido al mismo paciente el 11 de diciembre anterior. Sin embargo, los radiólogos del HUCA niegan esta opción a la vista de las pruebas de imagen que se habían practicado al enfermo entre una cirugía y otra.

Ayer acudieron a declarar dos enfermeras. Una de ellas participó en la primera operación. La otra estaba trabajando en el quirófano contiguo al que acogió la segunda intervención, y fue alertada por el alboroto de sus colegas que veían cómo se les moría un paciente de forma totalmente inesperada. Ambas fueron a declarar a petición de los abogados de dos partes: el cirujano que realizó la segunda operación, que asegura que al abrir al enfermo se encontró las compresas, y sostiene que éste fue el detonante de la muerte; y la familia del fallecido, que decidió llevar el caso a la vía penal con el objetivo de aclarar las causas de la defunción.

Pues bien, la primera de las enfermeras declaró que el recuento de las compresas -preceptivo en toda intervención quirúrgica con el objetivo de evitar que queden gasas en el interior del enfermo- pudo llevarse a cabo de forma errónea por deficiencias en el modo de realizarlo. Esta misma enfermera señaló que el cirujano que dirigía la intervención se ausentó en los últimos minutos, delegando en un médico residente la tarea de cerrar y suturar al enfermo.

La segunda enfermera aseguró a la juez que, al ser alertada por la algarabía del quirófano vecino, se dirigió a él y vio cómo sus colegas sacaban de la cavidad del paciente un grumo indefinido, que al extenderlo resultó consistir en dos compresas.

Un radiólogo de Atapuerca

Un tercer capítulo de la jornada de ayer fue la declaración pericial de Alberto Muñoz, catedrático de Radiología de la Universidad Complutense de Madrid, experto en neurorradiología, e integrante del equipo original de investigadores de la sierra de Atapuerca que en 1997 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Investigación. El especialista, que ha elaborado un informe a petición de la defensa del cirujano de la segunda operación, afirmó que en las pruebas radiológicas realizadas al paciente en el intervalo entre las dos operaciones se aprecia con claridad la presencia de las compresas; en concreto, del hilo que las hace detectables mediante radiografías.

Como ya se indicó anteriormente, los radiólogos del HUCA que hasta el momento habían examinado estas mismas pruebas habían negado categóricamente que se apreciara la presencia de compresas.

Así las cosas, la investigación de este caso, que inicialmente parecía susceptible de ser resuelta en un plazo de tiempo relativamente breve, se prolongará con total seguridad hasta más allá del verano. De hecho, ya hay declaraciones fijadas para finales del próximo mes de septiembre.

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