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La guía secreta de Asturias

Veintitrés curvas al paraíso

El pueblo de Casielles (Ponga), que hace poco perdió a uno de sus vecinos más queridos, Herminio Llamazales, se alza en un lugar de gran valor paisajístico

Tramo de la carretera de acceso a Casielles, con la montaña al fondo y algunas cabañas, a finales de marzo. ANA PAZ PAREDES

La primera vez que circulé por las veintitrés curvas que llevan hasta el pueblo de Casielles, en Ponga, fue en noviembre de 2001. El motivo era triste. Acompañaba a un hombre que, obligatoriamente y por motivos de salud, debía partir para siempre de su aldea de La Caviella dejándola, así, abandonada. Era Gaspar Simón Hortal (ya fallecido), más conocido por todos como "Gasparín". Son las personas las que, aun en paisajes de gran belleza y entornos naturales que invitan al viajero a recorrerlos, las que deben ser recordadas por seguir fieles, hasta el final, a sus raíces y a la tierra en la que vivieron.

Tal es el caso de otro vecino muy querido en todo el concejo tanto por sus habitantes como por los numerosos montañeros que se detenían ante su casa en Casielles y a quienes recibía con cariño, sidra y buena conversación. Se trata de Herminio Llamazales, fallecido a finales de marzo, a punto de cumplir 103 años y cuya ausencia hoy, en Casielles, es notable y grande, como era su persona. Allí quedan dos vecinos.

Casielles es uno de los pueblos beyuscos que están en la margen izquierda del río Sella, en el desfiladero de los Beyos. Otros son Viboli, El Beyu (San Ignacio), Canisqueso, Biamón, La Caviella, Tolivia y Rubriellos. Estar en terrenos abruptos, algunos prácticamente asomados al valle desde la montaña, hace que estas localidades no sean muy conocidas por el turista, pues algunos accesos son complicados y las carreteras, como la que lleva a Casielles, estrechas y con curvas.

Hay quienes llegan a pie por la Senda del Cartero, que parte del desfiladero para continuar por Biamón, Casielles, La Caviella y de vuelta al desfiladero de los Beyos. Otros optan por coger la carretera que, con indicación a Viboli y Casielles, se encuentra junto al Puente La Huera. Estrecha desde el principio, la vía va por la foz de los andamios, junto al río Porciles, hasta el cruce que lleva a Viboli y a Casielles. La carretera que conduce a Casielles se encuentra ahora con buen asfalto aunque, eso sí, sigue siendo igual de empinada, estrecha y con 23 curvas de herradura que dejan huella. Hay que subir con cuidado, bien atentos -sobre todo si viene un coche en sentido contrario-, despacín y teniendo en cuenta el desnivel que se va superando en apenas tres kilómetros para llegar hasta Casielles, que está a unos 900 metros de altitud.

Una vez arriba, las vistas, el paisaje, el entorno, conquistan de inmediato a quien lo descubre, un paisaje que aún se hace más grande e imponente si, además, y mientras se admira, se recuerda también a quienes lo habitaron y lo amaron, como Gasparín y como Herminio Llamazales Díaz.

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