Es la factura de la que todo el mundo habla. No es par amenos. Asciende a 49.292 euros. Un montante económico con el que muchos viven hasta dos años y que a ocho empresarios del sector del metal (al menos uno de ellos de origen asturiano) apenas les duró una noche. En torno a nueve horas. Ese es el tiempo que necesitaron los empresarios para fundirse ese dinero en Casa Parrondo, uno de los restaurantes asturianos más conocidos de Madrid. Gastaron más de 5.400 euros por hora. Y no batieron el récord del local. En el menú no faltó de nada: desde angula a percebes pasando por un vino valorado en 8.000 euros o champán de 15.000 euros la botella.

La que ya se ha dado en llamar la “facturona” lleva días rulando por internet. Y, como no podía ser de otra manera, en la red ha sido objeto de todo tipo de “fake news”. ¿La razón? El primero que la colgó en Twitter (en una cuenta que hoy en día ha sido eliminada) decía que era lo que se habían gastado ocho sindicalistas después de una manifestación en Madrid. Y que lo habían pagado con dinero público subvencionado. La mentira era tal que el que la difundió sólo acertó en una cosa: el número de comensales.

Y es que, según pudo saber ayer este periódico, los comensales fueron ocho empresarios del metal, al menos uno de ellos de origen asturiano. La cena se prolongó hasta las siete de la mañana, con partida de póker incluida. El dueño de Casa Parrondo no quiso ayer responder a las preguntas de este periódico.

Lo que comieron

Se puede ver en el ticket que acompaña a estas líneas pero contado es casi más impresoinantes. Dos kilos de angulas del Nalón, a razón de 1.500 euros el kilo que se les cobró religiosamente, cuatro kilos de percebes se supone que también llegados desde el Cantábrico por 600 euros, y aún más pescado y marisco: cuatro kilos de cigalas de anilla roja por un total de 6.000 euros. Lo más modesto, una lubina a la sal que sólo costó 30 euros la ración. Pero también había carne... y hasta bebida y tabaco. No faltó (casi) de nada.

Y es qu eregar semejante banquete no salió precisamente barato. Cuatro botellas del vino español Flor de Pingus sumaron 8.000 euros pero la clave de lo que elevó el precio de la factura fue el champagne, de la marca Luouis Roederer. Cada botella de este delicioso manjar sumó 15.000 euros más a la cuenta. Y no se tomaron sólo uno para probarlo. Pidieron dos. Luego llegaron las copas y al final casi 50.000 euros.