"Sólo queríamos denunciar esa barbaridad. Ninguna mujer puede hacer eso si tiene el corazón de una madre". Así explicaron las dos acusadas de sendos delitos de corrupción de menores por distribuir por Whatsapp un vídeo pornográfico en el que se veía a una bebé de unos seis meses atada de pies y manos, vestida con ropa de cuero y a la que una mujer golpeaba y abusaba de él.

La Fiscalía solicitaba dos años y medio de prisión para cada una de ellas, a sustituir por la expulsión del país con prohibición de regresar a España en cinco años. Finalmente, las defensas y el fiscal llegaron a un acuerdo, por el que las acusadas, residentes en Roquetas de Mar (Almería), reconocían la tenencia del vídeo y su distribución, y aceptaban un año de cárcel pero evitaban la expulsión. Una de ellas está casada con un español y la otra tiene trabajo, y ambas tienen hijos.

El vídeo fue denunciado por un vecino de Pola de Lena que cambió de compañía de telefonía móvil, adjudicándole la empresa un nuevo número de teléfono. Fue así como le llegaron las imágenes. "Eran muy duras. Nada más que vi el principio, y fui al cuartel de la Guardia Civil a denunciarlo, porque no quería tener problemas. Lo poco que vi era terrible", señaló a las puertas de la sala de vistas, aunque el juicio no se llegó a celebrar al haber un acuerdo entre las partes.

Las acusadas -una de ellas no habla español, por lo que fue necesaria la presencia de una traductora- se mostraron felices al conocer la sentencia. "No nos echan", repetía una de ellas. "Estamos muy contentas, y nunca, nunca mas volveré a pasar ni un vídeo ni una foto ni nada", señaló. "Lo reenviamos intentado denunciarlo, porque soy madre y vi un poco el vídeo y lo mandé a otras madres para que vieran eso que no se puede hacer. Ninguna mujer puede hacer eso si tiene el corazón de una madre", afirmó al acabar la vista.