Mercedes Fernández elevó ayer el poder de José Agustín Cuervas-Mons instituyendo para él el cargo de coordinador general del PP de Asturias y subiendo el nivel de responsabilidad interna de un veterano del partido de reconocida sintonía con la presidenta. Tres días después de la votación que encumbró hasta la presidencia del PP a Pablo Casado, el candidato alternativo a la preferida de la líder de los populares asturianos, Mercedes Fernández acometió en el comité ejecutivo regional de ayer una leve pero significativa reorganización de su equipo de dirección. Diputado en la Junta, curtido exconcejal en el Ayuntamiento de Oviedo y miembro de la junta local de la capital que agrupa a una parte apreciable de la dirigencia menos afín a la presidenta en torno al exalcalde Agustín Iglesias Caunedo, Cuervas-Mons era hasta ahora presidente del comité electoral del partido en la región, labor que compatibilizará con la de coordinador, un puesto de nueva creación, un "número tres" tras la propia Fernández y el secretario general, Luis Venta, que refuerza la estructura de poder en torno a la líder creando un cargo análogo al que en el PP de Mariano Rajoy desempeñaba Fernándo Martínez Maíllo.

La reforma de la cúpula del partido después del congreso se completa con una vocalía en el comité ejecutivo regional para permitir la permanencia de Isabel Pérez Espinosa. El propósito del nombramiento es en este caso blindar la presencia en el organismo de la exdiputada y excandidata a presidenta del Principado, que a raíz del relevo en la presidencia del partido abandona el cargo que ostentaba en la junta directiva nacional y que como quiera que era ese puesto lo que garantizaba su presencia en el comité de Asturias, no podría seguir en el organismo sin un nombramiento de esta naturaleza. Pérez Espinosa, que en la primera vuelta del proceso de primarias para elegir al nuevo líder apoyó a María Dolores de Cospedal, igual que Mercedes Fernández, habría tenido garantizada la continuidad en la junta directiva si la vencedora en la segunda vuelta hubiera sido Soraya Sáenz de Santamaría, también la aspirante preferida de la presidenta de los populares asturianos y a la postre la derrotada ante Pablo Casado.

El ascenso de Cuervas-Mons puede ser interpretado como un mensaje que marca con más firmeza el territorio de la presidenta, que trata de apuntalar su liderazgo rodeándose de dirigentes de su confianza. Un envío dirigido a los que no confraternizan con ella, a los que de forma casi imperceptible mandó parte del discurso inicial que pronunció ayer antes del iniciodel comité. Defendió Fernández su franqueza en la apuesta por Santamaría y la contrapuso a la actitud de quienes maniobraron sin ser "claros" y "diáfanos".

Mercedes Fernández explicó ayer a la cúpula del partido lo que ya había dicho en público, que no se interpretaba a sí misma sino a su partido cuando dijo que prefería a Soraya Sáenz de Santamaría antes que a Pablo Casado. Hizo, dijo ayer, "un esfuerzo de generosa interpretación" y tomó partido abiertamente. Algunos a los que preguntó la secundaron -"todos los diputados y senadores" iban con Santamaría, dijo-; otros a los que preguntó, no se pronunciaron. "Hay personas que prefieren ocultar sus preferencias", lamentó, "pero en la vida siempre es rentable ser claros, diáfanos, lo más explícitos posible. Hay que tener el coraje, la decencia y la madurez de defender en público lo que se hace en privado", remató.

En Madrid, el sábado, cundieron las especulaciones alrededor de los compromisarios de Oviedo afines al exalcalde Agustín Iglesias Caunedo, en público acérrimos seguidores de Santamaría que según algunas fuentes habrían propiciado un movimiento de aproximación hacia la candidatura de Casado al saber que era la exvicepresidenta del Gobierno la candidata preferida de Mercedes. Caunedo ha negado que se haya cambiado de bando. Mercedes Fernández incluyó en su discurso un encendido elogio del nuevo presidente del PP llegando a ponderar su "brillantez en el discurso" e incluso su "formación".

La presidenta habló media hora al inicio del cónclave sin referirse en esta parte, la única pública de su intervención, a los dos asturianos designados por Casado para su nueva dirección, Reyes Fernández Hurlé, que la escuchaba en primera fila, y Pablo Álvarez-Pire, ausente.