Asturias ingresará en 2019 del sistema de financiación autonómica apenas 40,4 millones de euros más que en 2018, un alza moderada del 1,48 por ciento para dejar en 2.761,8 millones el total de un recuento de incremento discreto. El muchas veces cuestionado mecanismo de reparto deja a Asturias en un nivel de ascenso interanual alejado de cualquier media nacional -que el Ministerio sitúa en el entorno del cuatro por ciento-, y a la cola entre las autonomías donde más crecerán estos recursos el año que viene. En números absolutos, la variación privilegia más que nadie a Canarias, la única que se eleva por encima del seis por ciento, y a continuación beneficia sobre todo a Madrid y Cataluña, las que podrían llegar a rebasar el cinco.

Asturias queda lejos, sólo crece más que Aragón, Cantabria y Extremadura en los números que resultan de las previsiones que el Ministerio hizo expresas ante los consejeros autonómicos en el último Consejo de Política Fiscal y Financiera. La cifra que se avecina es, eso sí, la más alta de las que ha recibido Asturias desde que se considera en vigor el modelo financiero vigente.

El 1,48 por ciento de ascenso interanual de la financiación y los 40,4 millones del incremento son las cifras netas de ascenso real de fondos que maneja la Consejería de Hacienda, de acuerdo con el Ministerio, después de homogeneizar los términos de la comparación entre 2019 y 2018. Eso exigía detraer el efecto del mal llamado céntimo sanitario, que estaba fuera del sistema y que el Gobierno decidió incluir este año entre los tributos cuya recaudación se reparte con cargo a la financiación autonómica.

En el desglose de las cantidades que recibirá el Principado engordan, aunque por debajo de la media española, las entregas a cuenta de la recaudación prevista por los impuestos compartidos -IVA, IRPF y especiales-, concepto por el que Asturias ingresará 163 millones de euros más -2.709,6 frente a 2.546-, pero ese ascenso se modera por el recorte en el montante de la otra gran pata de la financiación, la liquidación del último ejercicio cerrado, en este caso 2017. Este valor, que ajusta cuentas entre las previsiones efectuadas por Hacienda y el cierre real de cada año y que se finiquita con dos años de retraso, reportará ahora a Asturias 52,1 millones de euros frente a los 150,6 de hace un año, cuando el comportamiento de la economía desbordó más intensamente los pronósticos del Gobierno.

El total de los números absolutos sitúa a Asturias en el cuarto lugar de las autonomías que menos recursos reciben del mecanismo financiero del Estado. También es en una primera estimación la cuarta en la que menos crecerán esos fondos en 2019 analizando el volumen global de la financiación, porque otra cosa es la medición en términos de ingreso por habitante ajustado. Ahí, cuando el indicador pondera la población protegida, la edad, la superficie o la dispersión, Asturias no sale tan mal parada.

El volumen del dinero que llega del Estado importa por lo que pesa en los presupuestos autonómicos, porque del mecanismo de financiación proceden los ingresos que hacen funcionar la administración en cerca de un 80 por ciento. De ahí la carrera que libran las autonomías por salir airosas de la reforma del sistema. En la varias veces postergada modificación de las reglas del reparto, las autonomías tienen desde hace dos semanas el compromiso de la ministra de Hacienda de convocar tras el verano un grupo de trabajo que dé carpetazo a la fase de análisis técnico y pase a la negociación política Sin garantías sobre el cierre en esta legislatura, la promesa es la próxima constitución de un cónclave de discusión en el que ya estén representantes de los gobiernos regionales.

En un primer vistazo, eso sí, los fondos crecerán más en aquellas regiones más alejadas de las tesis de Asturias en la discusión sobre la reforma -Cataluña, Madrid, Baleares...-; el ascenso, sin embargo, es menor en aquellas que comparten el frente asturiano en favor de una financiación que tenga en cuenta sobre todo el coste de los servicios (Aragón, Galicia, Castilla y León...).