El dispositivo montado para la celebración del triple centenario de Covadonga alteró el discurrir tradicional de la jornada del 8 de septiembre en el santuario mariano por excelencia de Asturias. Hubo quejas por partida doble. Por un lado, los devotos de la Santina que no querían perderse un día grande que, para más inri, quedó sin la tradicional procesión; por el otro, las de la gente que no comprendió por qué la Familia Real realizó en coche el centenar de metros que separa la gruta de la basílica.

María de los Ángeles Rodríguez, vecina de Pola de Siero, reflejaba en su rostro la decepción de no poder asistir a la misa de la Santina, pese a llegar la primera. "Me pegué un madrugón a las cinco de la mañana para estar a primera hora. A las siete y media aparcamos y al llegar donde el arco de seguridad, primero nos dijeron que a partir de las 8 podríamos entrar pero a esa hora nos aseguraron que la misa sólo era para los invitados y que se podía ver en la pantalla, fuera", relató la sierense. "Para eso la hubiera visto por la tele", respondió a los responsables de la seguridad de la Casa Real que, ante su malestar, la dejaron entrar unos instantes para realizar unas oraciones ante la Santina. "No hay derecho", reprochó.

Dos vecinas llegadas de Mieres, Carmen Rodríguez y Julia Oviaño, también estaban desilusionadas. "Salimos de casa a las siete para nada", aseguraron. "Yo vengo por mi promesa, a hablar de mis cosas con la Santina y no puedo entrar en la Cueva ni en la basílica pese a estar aquí tres horas antes de que empiece todo", relató Carmen Rodríguez. Y desde más lejos hubo también desencanto, como el de los vizcaínos Iñaki Eguezabal y Manuela Ruiz. "Hemos venido a adorar a la Virgen y nos encontramos con esto... Veníamos por devoción, no por unas banderitas. Yo ya estuve aquí y en este santuario sentí una emoción que nunca había sentido. Por eso volvimos y ahora me apetece gritar de indignación por no poder ver a La Santina...", manifestaba ella.

Pasadas las doce del mediodía, llegó la otra decepción; en este caso, para quienes esperaban ver de cerca a la Princesa de Asturias, caminando con sus padres y la infanta Sofía desde la cueva hasta la Basílica. "Van en coche, no nos lo merecemos", se quejaban mientras un guardia civil les aclaraba que tras la misa harían ese recorrido a pie y saludando. "Pero falta más de una hora y llevamos aquí desde las 9 de mañana, con este sol", replicaron mientras enfilaban carretera abajo. "¡Esto no es Cataluña! Estáis en Asturias, aquí podéis ir andando", exclamaban otros. La indignación llegó hasta tal punto que no pocos desistieron y se fueron de la explanada, dejando visibles huecos en la misma.