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El joven escribano que puso la letra real

Un veinteañero asturiano caligrafió la dedicatoria que los reyes y sus hijas firmaron en el libro de honor de Covadonga

Dedicatoria del entonces Príncipe Felipe, en 2001, de su puño y letra.

Las firmas, sin duda, son de la Familia Real: Felipe, Letizia, Leonor y Sofía. Es innegable que se trata de sus caligrafías. Sin embargo, al fijarse en la dedicatoria, uno puede comprobar que la letra cambia, no parece hecha por ninguno de los firmantes. Efectivamente, ellos no lo han escrito.

Detrás del pequeño texto de agradecimiento y recuerdo de la visita que anteayer quedó estamapado en el libro de honor del Santuario de Covadonga en nombre de la Familia Real está un veinteañero asturiano. "Ese joven escribió hace tiempo al Rey una carta de tres folios, a mano y dedicada, la cual gustó mucho en la Casa Real por su bonita caligrafía", cuenta el canónigo del Real Sitio, el tinerfeño José Juan Hernández.

De manera que los encargados de protocolo de Zarzuela no lo dudaron, y se pusieron rápidamente en contacto con el adolescente para que hiciese de escribano encargado de transcribir la dedicatoria real. "Los asistentes me pidieron que estuviese delante mientras lo escribía, por si acaso había alún fallo, tanto de ortografía como de concepto", asegura Hernández.

Así, por ejemplo, en el escrito remitido desde la Casa Real y que el joven debía plasmar, "se mencionabla la abadía, cuendo esto no es una abadía, sino una colegiata, por lo que hubo que suprimir esa palabra", relata el canónigo. El veinteañero encargado de tan curioso honor, que Hernández reconoce "era agradable y estaba orgulloso de habésele encomendado esa tarea", tardó casi diez minutos en completar el encargo. Seis líneas estampadas en rotulador negro que aluden a la presencia de la Familia Real en el Santuario, bajo las que los cuatro miembros de la Familia Real firmaron mientras estaban en el altar del Santuario, y Leonor, como curiosidad, lo hizo con la mano izquierda.

El libro de honor, también conocido como "de oro" se trata de un gran tomo de tapas rojas y gruesas hojas acartonadas. Se encuentra recogido en la Sala Capitular de Covadonga, su ubicación habitual, y se dedica a que las personalidades que visiten el Real Sitio dejen constancia de su paso por allí. "El último en firmarlo fue Rouco Varela, pero también lo firmó el cardenal Tarcisio Bertone, o políticos como Ana Pastor el año pasado", dice el prelado tinerfeño.

Por eso se da la casualidad de que el tomo ya había sido escrit por el Rey. Eso sí, cuando Felipe era aún Príncipe de Asturias. En 2001, durante una visita a Covadonga, el ahora monarca aprovechó para dejar estampada su dedicatoria con sus impresiones del momento. En ese texto, que sí fue escrito por Felipe VI de su puño y letra, celebraba su paso por la exposiciión "Covadonga, iconografía de una devoción" y se congratulaba por poder estar "en este bello y santo lugar". Un texto mucho más extenso que el de anteayer.

"Es un anécdota interesante, de esas que forman parte de la intrahistoria de rebotica, que gustan y que configuran el otro relato de Covadonga", sentencia el canónigo. Una caligrafía que pasará a la historia por su autoría asturiana pero con factura real.

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