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Asturias se suma a las "casas pasivas", con un consumo energético mínimo

La normativa europea obliga a construir edificios públicos sostenibles y sanos a partir de 2019

El exterior de la edificación.

Los materiales de construcción, su aislamiento, su diseño y su orientación hacen que el consumo energético se reduzca un 80 por ciento. Se trata de las edificaciones "Passivhouse" (casas pasivas), que se adelantan a la directiva europea que establece que a partir del año que viene los edificios públicos deberán tener un consumo energético prácticamente nulo, y los privados a partir de enero de 2021.

Asturias ya tiene cinco viviendas certificadas como "Passivhouse". De ellas, tres son obra de los arquitectos Iván Duque y Alicia Zamora, que este fin de semana han desarrollado una jornada divulgativa mostrando la que será su cuarta construcción de estas características en el Principado, en Posada de Llanera. Tienen una más en la provincia vecina de León. Además, están certificando una rehabilitación en Avilés y una casa en Somió (Gijón). A las visitas organizadas acudieron más de medio centenar de personas de Asturias y de otras comunidades autónomas, como Galicia.

"Seguimos criterios de eficiencia energética y salud", explicó Alicia Zamora. "El 80 por ciento de nuestro tiempo diario lo pasamos dentro de edificios, en nuestras casas o en los centros de trabajo. Así que no es suficiente con el ahorro energético y la reducción o eliminación de emisiones, sino que además el aire que respiramos debe ser limpio. Tienen que ser edificios en los que sea sano estar dentro", añadió.

El estándar de construcción, diseño y ejecución de las casas pasivas tiene su origen en la década de los años noventa en Alemania. El aislamiento de la vivienda y sus sistema de monitorización permiten que el consumo en calefacción sea mínimo en invierno, y lo mismo en refrigeración en los meses estivales, consiguiendo una temperatura media de 20 grados centígrados durante todo el año. "En la primera casa que construimos siguiendo este estándar, que llamamos la Casa EntreEncinas, abona un recibo anual de calefacción de 150 euros", aseguró Alicia Zamora.

El coste de construcción de una casa de estas características resulta aproximadamente un 10 por ciento más elevado que el de una edificación convencional. "Pero el ahorro que se consigue por su eficiencia energética permite no sólo que en pocos años se amortice esa diferencia, sino que incluso acaba resultando más barata", añadió la arquitecta. "Los principios básicos de este tipo de viviendas se centran fundamentalmente en que el calor no se escape y que la casa funcione como un termo", resumió.

Los proyectos desarrollados en Asturias son de casas unifamiliares, "pero se avanzará también en otro tipo de edificios, como ya ocurre en el País Vasco, donde las viviendas públicas ya se construyen con el principio de eficiencia energética", señaló Zamora.

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