Con caras serias, mirando al césped del campo El Zaguán de Salas y luciendo brazaletes negros salieron del vestuario la plantilla de jugadores del juvenil del Navia para enfrentarse al primer partido tras la pérdida de su compañero José Roberto Suárez, al que todos conocían por el apelativo "Muro", que falleció la noche del 27 de septiembre tras pasar 12 días ingresado en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). El joven no logró superar las graves heridas que sufrió cuando chocó brutalmente contra el muro que rodea el perímetro del campo naviego de El Pardo, el pasado sábado 15 de septiembre, en el enfrentamiento contra Marino de Cudillero.

Al entrar al campo, el equipo local regaló a los jugadores naviegos un ramo de flores en señal de duelo por la pérdida y todos juntos en el centro del terreno de juego guardaron un minuto de silencio acompañados por el numeroso público que asistió al encuentro. Una imagen que el césped de Salas ya había vivido antes y con los mismos protagonistas, ya que de nuevo le tocaba al equipo salense enfrentarse a un Navia herido por la pérdida de uno de sus jugadores. Siete meses atrás, tras la muerte del juvenil Alberto Blanco en un accidente de tráfico, el Zaguán fue también el primer campo en el que el Navia tuvo que regresar a la rutina del fútbol marcado por la tristeza.

Mario Iglesias uno de los jugadores que marcó gol, aseguró que tenía pensado dedicárselo y subrayó que "hay que acordarse de él, va estar presente toda nuestra vida, igual que Alberto".

"Las casualidades de la vida hacen que cuando murió Albertín, el primer partido lo jugamos en Salas, ahora pasa lo de "Muro" y nos toca volver otra vez aquí, lo que supone más recuerdos", aseguraba al inicio del partido el presidente del club de fútbol naviego, Gabriel García.

No obstante, no dudó en ensalzar la fortaleza de sus jugadores. "Son jóvenes y fuertes, los primeros minutos serán muy duros pero luego una vez que se metan se olvidarán un poco de todo y se dedicarán a jugar", avanzaba antes del partido. Y no se equivocó.

Los jugadores entraron concentrados al campo y salieron a por todas. A la media hora de partido llegaron los dos primeros goles, muy seguidos, marcados por Fran y Mario.

La grada y el banquillo vitorearon las jugadas que en ambos casos los jugadores del Navia celebraron señalando al cielo, recordando a sus compañeros. Incluso, el primer gol no solo supuso el abrazo de los jugadores, sino el de sus entrenadores, Jorge Méndez y Víctor García, en el banquillo. En la segunda parte llegaron los goles de Roberto y José.

"Disputaron un gran partido, hicieron lo que se les pidió, nos vamos contentos para casa y lógicamente una vez acabado el partido vuelves a tener en la cabeza que te falta un compañero", apuntó el entrenador Víctor García.