"Ganar menos de 200 euros al día era malo. Nos han hecho comer dinero en trozos con agua. O nos daban palizas". Ésta es una de las declaraciones realizadas por dos acusadas y víctimas de los hermanos Christian y Sebastian Sandulache, a los que ambas chicas identificaron como "los jefes" de una red organizada a los que la Fiscalía acusa de trata de seres humanos, prostitución coactiva, lesiones graves y blanqueo de capitales. En total, solicita 127 años de prisión para Christian Ali y 115 para su hermano Sebastian. Junto a ellos se sientan otros dos presuntos miembros de la red. En total, para los seis, la solicitud de condena asciende a 615 años de cárcel.

Christian Sandulache intentó que se suspendiera una vez más el juicio, renunciando a la abogada de oficio que se le adjudicó después de que renunciara su abogado inicial. Pero el tribunal se negó rotundamente a más cambios, al entender que sólo se trataba de una treta de defensa.

Los dos hermanos Sandulache y los otros dos acusados negaron rotundamente que formaran parte de ninguna red organizada e incluso que conocieran por su nombre a las que, según los testimonios de las dos acusadas y también víctimas, obligaban a prostituirse, golpeaban, violaban y hasta obligaron a abortar.

Christian y Sebastian Sandulache declararon lo mismo. Que vinieron a España a trabajar, y que lo hicieron de camareros y en la construcción, pero que donde ganaban más dinero era comprando coches viejos que arreglaban en el taller de su cuñado y que luego vendían a mejor precio. Las únicas chicas que conocían eran a sus novias, las dos acusadas, y al resto las veían cuando iban a su casa porque vivían juntas. Eso sí, dijeron que se trataba de un piso de citas. Christian afirmó que él iba a los clubes de alterne "como cualquier español".

Las versiones de los otros dos acusados repitieron el guión. Vinieron a España a trabajar, y lo hacían donde podían. Conocían a los Sandulache porque eran "del mismo pueblo". Pero nada más. No tenían nada que ver con lo que se está juzgando. Uno de ellos incluso llegó a exponer levantando la voz que sus padres están pasándolo muy mal y que su madre está enferma del corazón, cuando él no tiene nada que ver. Las dos jóvenes acusadas y víctimas se miraban sin dar crédito a lo que oían.

Ninguna de estas versiones fue corroborada por las chicas. La primera en declarar fue Alina, que fue novia de Sebastian "porque él lo decidió" cuando a su anterior novia su hermano le cortó un brazo con una katana y luego ella logró escapar. Alina llegó de Rumanía con el que entonces era su novio, que conocía a los hermanos Sandulache, y fueron a su casa. A la semana le dijo que tenía que volver a Rumanía y la dejó sola. "Ali (por Christian) me pegó por primera vez para que supiera quién mandaba allí", relató ayer. Después ya le pegaba Sebastian, porque era su novio. Pero también se pegaba en grupo, porque "nos ponían en fila y nos golpeaban para que tuviéramos más miedo".

El relato de su compañera de penurias y banquillo, Andrea, fue idéntico. Era novia de Christian y la trajo engañada a España para prostituirla y explotarla. También contó cómo las controlaban, cómo las pegaban, cómo tenían que hacer ingresos a la familia Sandulache en Rumanía con sus datos. "Yo fui la primera y al ser la novia de Christian era la que más palizas llevaba y no tenía derecho a nada". Como a Alina, también la obligaron a abortar. "Pensé muchas veces en suicidarme".

También contaron que era la hermana de los Sandulache quien las instruía en el oficio de la prostitución.