"Fue maestro de maestros, no solo por sus conocimientos y lucidez intelectual sino por el tiempo sin límite que dedicaba a lo demás". Con estas palabras era recordado el catedrático de Geografía, Francisco Quirós, fallecido en junio, que ayer recibió un caluroso homenaje en la Facultad de Filosofía y Letras. De él habló otro catedrático amigo y experto en Prehistoria, Miguel Ángel de Blas, quien, además de destacar su legado, y la "energía y dinamismo" que desprendía, ensalzó su capacidad para convertirse en "generosa piedra de toque" con sus discípulos.

El actual director del departamento, Felipe Fernández, se refirió a la oportunidad de contar con "una biblioteca bien nutrida y cuidadosamente seleccionada" por Quirós. "Nos enseñó a utilizar la información y a entender su importancia y valor", subrayó, "era de natural curioso. Si su legado en Geografía es extraordinario, el humano lo es más". El acto, que se desarrolló primero en el campus del Milán, donde se descubrió una placa con su nombre, continuó después en el edificio histórico, donde la viuda y la hija recogieron la medalla de oro de la Universidad. "Ha sido una verdadera fuente de inspiración", declaró Carmen Delgado, expresidenta de la Asociación de Geógrafos. Para el decano de la Facultad, Quirós fue uno de sus mejores maestros, "hombre amable, cariñoso y reflexivo, ejerció su magisterio con una perfecta y precisa utilización de la palabra escrita", dijo José Antonio Gómez. De su "estimulante magisterio" habló el rector Santiago García Granda, quien se refirió al catedrático como "hombre sabio y serio, de sólida formación, maestro admirado y admirable".