"Covadonga nos remite a la identidad cultural y espiritual europea, haciéndonos parte de Europa y de la cultura occidental", subrayó ayer Juan José Tuñón, doctor en Historia y en Historia de la Iglesia, en el transcurso de una conferencia sobre los centenarios de Asturias pronunciada en Oviedo. En el marco de un ciclo organizado por "El foro de Asturias", Tuñón hizo hincapié en el simbolismo del santuario, en particular "si tenemos en cuenta la situación que vive Europa, donde la crisis económica ha puesto de relieve otras crisis todavía más profundas, como la de valores y la de su propia identidad".

La charla tuvo lugar en un hotel ovetense. El ponente fue presentado por el secretario general de Foro Asturias, Adrián Pumares. El programa de conferencias organizado por el partido que lidera Carmen Moriyón lleva por lema "Asturias, Centenarios 2018".

Juan José Tuñón, miembro del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), demostró un hondo conocimiento de Covadonga. Fue abad del santuario entre 2008 y 2017, a lo que se suma su condición de estudioso de la historia de la Iglesia. "Si desde hace trece siglos el santuario es referente espiritual para los asturianos, también se puede decir que Covadonga constituye hoy un significativo e indiscutible icono de Asturias", aseveró el conferenciante, quien agregó que "las solas imágenes de la Santina, la Cueva y la basílica nos evocan no sólo el santuario, sino también a Asturias".

El carácter sagrado atribuido a Covadonga no tiene su origen en la victoriosa batalla de las tropas de Pelayo sobre las huestes musulmanas. Tuñón hizo énfasis en que "mucho antes" existían elementos hierofánicos que "avalarían la posible existencia de cultos relacionados con la divinización de los elementos de la naturaleza u otros cultos pre-cristianos", que incluso podrían remontarse al Paleolítico Medio.

El conferenciante aludió a la visita al santuario de Isabel II y de sus hijos Alfonso e Isabel, en 1858, y a la posterior restauración de la monarquía borbónica, tras el denominado "sexenio democrático". Acontecimientos que "hicieron que la epopeya de la reconquista cobrase nuevo protagonismo como la gran aportación de Asturias a España". Esta visión, precisó Juan José Tuñón, "se verá reforzada tras el desastre colonial de 1898". Vinieron más tarde las obras del santuario, en la época de los obispos Sanz y Forés y Martínez Vigil, que terminaron convirtiéndose en "el gran proyecto de Asturias".

A juicio del historiador asturiano, "mal haríamos si nos dejamos condicionar por prejuicios ideológicos o religiosos, pues Covadonga ha sido siempre punto de encuentro y unión, además de proyecto común de todos".