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Así funciona el batallón de transmisiones de la UME

Así funciona el batallón de transmisiones de la UME

Simulacro de un día infernal en Asturias

Terremoto en Oviedo, inundación en la "Y", explosiones y un escape de gas: La Morgal acoge el operativo ante una catástrofe ficticia en la región

Un gran seísmo con dos réplicas al norte de Oviedo será el inicio de una hecatombe en Asturias. La presa de San Andrés de los Tacones se romperá y a partir de ahí será el caos. Se inundarán la autopista "Y", polígonos industriales, empresas, poblaciones enteras, habrá un escape de gas, una explosión, una nube tóxica...

Tranquilidad. Nada es real. Éste es el escenario ideado por el Batallón de Transmisiones de la UME (BTUME) para entrenar la coordinación de las telecomunicaciones más avanzadas si es necesario activar todos los recursos en un caso de emergencia nacional por una catástrofe natural. Y Asturias es, por primera vez, el territorio escogido para realizar unos ejercicios de estas características.

El objetivo es "el adiestramiento del BTUME, con sede en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid), y del Quinto Batallón de Intervención en Emergencias (BIEM V), asentado en León, además de las entidades del Principado", para coordinar y dirigir la ejecución de los planes regionales y estatales ante situaciones de riesgo como la que se va a plantear en Asturias.

Los ejercicios comenzaron el lunes, pero ya el pasado sábado empezaron a desfilar los equipos del Ejército por las carreteras asturianas: unos 140 efectivos y expertos militares y más de 40 vehículos se desplegaron en las instalaciones del Servicio de Emergencias del Principado (SEPA) en La Morgal (Llanera), simulando el puesto de mando desplegable del cuartel general de la UME al tratarse de una emergencia de nivel 3. Hoy, jueves, se simulará una intervención integral y de fin de ejercicios.

El escenario simulado es el de la rotura de la presa del embalse de San Andrés a las 04.00 horas del lunes día 19, provocando el corte de la autopista "Y" e inundándose polígonos industriales y empresas situadas a lo largo del río Aboño, viéndose especialmente afectadas las instalaciones de Arcelor-Mittal, la línea del tren Gijón-Pola de Lena y las estaciones de Monteana. Debido a la hora, se teme que las empresas no hayan activado sus protocolos de emergencia al estar cerradas o con el mínimo personal en activo, y tampoco en la central térmica de Aboño, con lo que el alcance de los percances por fugas de gas, incendios y daños personales se desconoce.

Emergencias da la voz de alarma, advirtiendo de que hay decenas de desaparecidos y cientos de heridos. El Principado activa entonces sus planes de emergencia en nivel 2 y solicita ayuda externa, entre otros, a la Unidad Militar de Emergencia (UME), activándose el despliegue de los efectivos militares, incluido el BIEM V. Son las 14.00 horas.

Dos horas más tarde se produce un escape de gas y un incendio en la central térmica de Aboño, y numerosas personas quedan atrapadas, tanto en sus instalaciones como en otras empresas de polígonos cercanos. Pero la catástrofe va más allá, y a las 21.00 horas se producen varios cortocircuitos en las instalaciones de Arcelor-Mittal que provocan una explosión y escapes de gas, con lo que el incremento de los fallecidos, heridos y daños se dispara. Por si fuera poco, se produce una fuga en una de las esferas de contención de productos tóxicos en la empresa química Quimastur, con el riesgo de una nube altamente tóxica. A la vez, hay un accidente de tráfico en el que uno de los vehículos implicados transporta material radiológico y se colapsa una parte del laboratorio Asturlab.

Ante esta situación, las autoridades deciden declarar la situación 3 de emergencia y a las 22.30 horas se solicita al Ministerio del Interior la declaración de emergencia de interés nacional. Se produciría entonces el gran despliegue de medios materiales y humanos del Ejército ante una situación de estas características, en la que las telecomunicaciones son un elemento fundamental para coordinar el desarrollo de las distintas operaciones de los servicios de emergencia implicados. Menos mal que, excepto el uso de las telecomunicaciones, todo lo demás es sólo un simulacro de un día infernal en Asturias.

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