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La guía secreta de Asturias

Belmonte, cruce de sendas

La ruta de La Castañal, que comparte espacio con la que lleva al cercado lobero, se inicia en la capital del concejo y transcurre paralela al río Pigüeña

El río Pigüeña, visto desde el puente que lo cruza en mitad de Belmonte camino de la ruta. ANA PAZ PAREDES

Belmonte de Miranda (Miranda en asturiano) es un concejo que merece descubrirse poco a poco y disfrutar de lo que ofrece a nivel paisajístico y de diferentes rutas. De igual forma, bien merece la pena conocer los rincones de su capital, Belmonte (Balmonte), llena de historia y cuya relevancia se extiende por las dos orillas del río Pigüeña, que la cruza.

De importancia son también algunos de los edificios de obligada visita para conocer un poco de la historia y de la naturaleza, tanto del concejo como de Asturias en general. Tal es el caso del Aula del Oro de Belmonte y de la Casa del Lobo, un centro de interpretación donde se dan a conocer todos los aspectos más destacados de esta especie y donde, además, ofertan talleres para los más pequeños.

Pero, además, lo mejor es salir al medio natural y dejarse conducir por los guías hasta el cercado lobero, donde tres ejemplares, en régimen de semilibertad, esperan a los viajeros que quieren conocer su historia a través de la palabra de quienes los cuidan.

Justamente esta ruta comparte el mismo comienzo de otra circular y muy adecuada para hacer en el otoño, la ruta de La Castañal, que al principio es sencilla de realizar, pero a medida que se avanza en el camino llega a ser de dificultad media. Con un total de trece kilómetros, buena parte del recorrido se realiza entre bosques de castaños, avellanos, salgueras, hayas y laureles, sin olvidar una zona de pinos, además de visitar también algunos pueblos y aldeas como Ondes, Samartín d'Ondes y Dolia, por ejemplo. Por otra parte, los que opten por realizar la visita al cercado lobero tendrán un sencillo camino de poco menos de dos kilómetros hasta los miradores de observación de los lobos. En este caso, todo ello bien explicado por los guías de la Casa del Lobo. Junto al cercado existe también un área recreativa.

A lo largo de la ruta, además de la naturaleza, se van encontrando vestigios de la historia belmontina, como los restos de un antiguo molino maquilero y las piedras que antaño pertenecieron a un antiguo monasterio. Los que opten por hacer más kilómetros de esta ruta circular, con diferentes grados de dificultad, podrán ver, por ejemplo, que en Samartín d'Ondes hay una torre fortaleza del siglo XVII y que, a través de una pista con buen firme, se llega hasta La Corredoria y a la calzada romana de La Mesa. Desde allí hay unas hermosas vistas sobre la vertiente occidental del Pigüeña. Antes de ponerse a hacer toda la ruta es bueno consultar el estado de la misma tras las recientes nevadas y la caída de árboles y ramas. Y si no, ahí están esos dos primeros kilómetros, que son gloria bendita para quienes gustan de pasear tranquilamente por el bosque belmontino.

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