La primera mujer presidenta del CSIC dice no tener la receta del éxito, pero sí un "cóctel" de ingredientes que conducen al triunfo. Son cinco: pasión, actitud, tesón, vocación e ilusión. Con ellos, subrayó la asturiana Rosa Menéndez, "podréis hacer todo lo que os propongáis". El mensaje iba dirigido a decenas de estudiantes de Secundaria, todas chicas, que ayer escucharon con fascinación su clase magistral impartida en el Palacio de Exposiciones y Congresos Ciudad de Oviedo. Menéndez cumplió con creces el objetivo de su exposición: acercar a las niñas a las áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), ahora dominadas por hombres. "Todos tenemos las mismas capacidades y no podemos desperdiciar el talento ni de unos ni de otros", manifestó.

La doctora en Química, especializada en la investigación del grafeno y las técnicas de captura de CO2, realizó durante media hora larga un repaso a su historia personal para demostrar que "no se llega a un puesto de relevancia de la noche a la mañana". Contó con mimo que nació hace 62 años en una aldea de interior del municipio de Cudillero: Corollos. "Mi ambiente familiar fue el campo. Mi padre era albañil y mi madre se dedicaba a la casa. Nunca limitaron mis capacidades y me dieron libertad para tomar decisiones". La primera de ellas, estudiar Química Orgánica en la Universidad de Oviedo. Acabó la carrera con éxito en 1979 y pensó entonces en dedicarse a la enseñanza. Pero aquel año no convocaban oposiciones y el destino le llevó hacia la investigación. "Siempre me gustó la docencia", confesó. Y esa pasión se palpó ayer en el Calatrava. Menéndez hizo la tesis doctoral en el Instituto Nacional del Carbón (INCAR), en Oviedo, y con 30 años cogió la maleta para viajar a Inglaterra. La Universidad de Newcastle, aseguró, supuso "un antes y un después" en su vida: "Allí entendí que la universidad española estaba al mismo nivel o incluso por encima de la inglesa o a la de otros países". De Inglaterra dio el salto a Estados Unidos y de ahí a medio mundo. Porque la ciencia, explicó a las jóvenes, "es global, no queda restringida a un solo país".

Por suerte, Rosa Menéndez nunca se sintió infravalorada en su profesión pero, puntualizó, "no se puede generalizar; hay mujeres que no contaron con el mismo apoyo que tuve yo". Por eso, apostilló, "tenemos que luchar y tirar unas de las otras". La química asturiana continuó con su repaso a su trayectoria profesional; primero en el INCAR y después, en la sede central del CSIC en Madrid, "donde, por cierto, se rodó la exitosa serie La Casa de Papel". "Hace un año me dieron la sorpresa otoñal de invitarme a presidir el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Nunca me lo había planteado, pero dije que sí desde el primer momento. Tenía la oportunidad de ofrecer mi experiencia y de facilitarles la vida a otros científicos", afirmó. Pese a ser la cara visible del CSIC, la química asturiana insistió en que no está sola, sino que "a mi lado tengo un potente equipo". Su "mayor virtud" ha sido saber rodearse "siempre de personas muy capaces".

La transición energética

Y llegó el turno de preguntas. Muchas de las chicas participantes en la iniciativa nacional Stem Talent Girl se atrevieron a interrogar a Menéndez. ¿Las dudas más numerosas? Sobre el miedo al fracaso. "No tengáis miedo a equivocarnos, tomad una decisión, que siempre hay tiempo para reconducirse. Creo que lo padres a veces protegemos a los hijos demasiado y eso es un error tremendo. Hay que aprender también a fracasar". La última pregunta fue la más jugosa: "¿Qué opina de la descarbonización?" La contestación de la presidenta del CSIC recibió la ovación del público: "Está claro que este planeta, si sigue al ritmo que va, no lo podremos mantener. Los combustibles fósiles sí se podrían utilizar con las tecnologías adecuadas, si se hubiera invertido en ello. ¿Qué pasa? Que esto ha ido a más y urge actuar. Hay que tomar medidas drásticas pero no al cien por cien. Tienen que aplicarse con sensatez y dar a las regiones un margen para que puedan convivir con el cambio".