El año ha entrado frío, cada vez más frío, y sumiendo a Asturias en una fuerte inversión térmica que ayer volvió a empujar hacia abajo la temperatura mínima del invierno. La localidad tinetense de Soto de la Barca llegó a 5,4 grados bajo cero a las nueve de una helada mañana de Reyes. Fue el frío más gélido de ayer en Asturias por delante de los 4,3, 4,2 y 4,1 grados negativos que más o menos a la misma hora marcaron, respectivamente, los termómetros de Mieres, Pola de Somiedo y Pola de Lena. Son sobre todo localidades de altitudes bajas debido a la persistencia del fenómeno que desde hace algunos días altera la situación atmosférica habitual y hace que las temperaturas asciendan a medida que se coge altura: en el puerto de Leitariegos, a más de 1.500 metros, la mínima se quedó ayer en 0,8 grados positivos y la máxima subió a 11,8, más que en Oviedo o Mieres. En Pajares, el mercurio no bajó de cero ni subió de 9,5.

La inversión térmica se genera con particular intensidad en los días anticiclónicos del invierno, cuando en las noches despejadas y secas el suelo se enfría rápidamente por radiación y transmite el frío al aire que lo circunda. Estas capas se vuelven así más frías y por tanto más densas que las que están por encima, que impiden que ascienda el aire menos cálido y vuelven del revés el estado atmosférico normal y generan temperaturas más bajas en los valles que en las montañas.