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Apuntes De Mecánica Política

Los bloques de izquierda y derecha se miden en un mar de incertidumbres

La inquietud en algunos sectores por un tripartito "a la ovetense" en el Gobierno de Asturias azuzó los cambios en el Partido Popular para impulsarlo como alternativa

El clima político se ha vuelto muy inestable en los últimos años y la tendencia sociológica es que esa inseguridad y volatilidad de los votantes se intensifique. Las previsiones de hoy pueden acabar en el cubo de la basura de mañana; el ascenso y caída de los partidos estará sujeto a fenómenos inmediatos, igual que las tormentas locales que de pronto acaban en tromba; las encuestas son instantáneas muy focalizadas que determinan tendencias de hoy y poco más. Es conocido que los partidos son proclives a cierta histeria preelectoral y suelen presumir de saber interpretar con acierto ese extraño ser que es "el votante". Pero de un tiempo a esta parte la incertidumbre ha aumentado hasta el punto de que ya resulta más fiable predecir el tiempo que el resultado de unas elecciones.

Bajo ese clima han de entenderse algunos de los movimientos políticos que hemos visto recientemente. Entre ellos, la decisión de la dirección nacional del Partido Popular, en manos de Pablo Casado, de reemplazar a la candidata natural del PP asturiano, Mercedes Fernández, por Teresa Mallada. La clara tendencia ascendente de la derecha que se ha visto en Andalucía abre a los populares opciones inéditas: obtener gobiernos hasta ahora en manos de la izquierda si logra alianzas con partidos afines

Otro tanto pero a la baja, por las disputas internas en Podemos e Izquierda Unida y por el báculo independentista a Pedro Sánchez en el gobierno central, ocurre en el bloque de izquierdas. De haber gobiernos habrán de ser con pactos y los socios más naturales del PSOE serían los morados e IU. Ante esta realidad, Casado ha tratado de cambiar la escena en aquellos territorios en los que el PP podría lograr opciones renovadas. En el caso de Asturias también lo ha hecho azuzado por sectores (empresarios o personas de prestigio entre los colectivos conservadores) que consideran que un "tripartito" de izquierdas en el Principado tendría consecuencias perjudiciales para el desarrollo de la región. El referente del gobierno a tres de la izquierda es Oviedo, un Ayuntamiento del que han trascendido las peleas internas, las actuaciones contradictorias y ciertas medidas que no han supuesto un impulso económico sino que han aumentado la factura social del presupuesto o que han tenido un marcado sesgo ideológico. A quienes ven en la derecha una vía para implantar medidas de corte liberal que propicien el crecimiento de la región, imaginar un tripartito al frente del Principado suponía un espanto. El acto en el que la Federación Asturiana de Empresarios (FADE) expuso sus medidas para el impulso económico de Asturias fue un buen termómetro para evaluar la cohesión y grado de inquietud que se palpaba de forma unánime en el empresariado asturiano.

Así las cosas, ¿era la alternativa Mercedes Fernández? La presidenta del PP merece que le reconozcan haber tomado las riendas del partido en un momento en el que los populares podrían haber acabado fagociatos por el artefacto de Álvarez-Cascos diseñado a su medida para exterminarlos. Mercedes Fernández supo colocar diques de contención y que su partido salvase los muebles, pero esos tiempos ya no son estos. Tampoco sus relaciones con ciertos sectores empresariales han destacado por la simpatía mutua. De ahí que las voces que pedían a la dirección nacional del PP, en la madrileña calle de Génova, un cambio en el perfil de la candidatura en Asturias que permitiese arrebatar el gobierno a la izquierda.

Esas voces -que llegaron a colarse en los despachos de Génova- lograron convencer a Casado. Queda por aclarar si Mercedes Fernández tuvo margen para asumir lo que de manera inevitable se le venía encima y que debió prever, o si realmente el cambio de candidata se hizo a la brava. En cualquier caso, el PP asturiano ha cambiado de ciclo, aunque quede si acaso encontrar acomodo para los generales defenestrados. Por medio hubo interferencias para tratar de hinchar las expectativas de algunos, como Foro, que espantaron a los populares asturianos.

Ahora el clima en el Partido Popular busca reposo, y a ello debería contribuir Mercedes Fernández. Lo más probable es que el PP tenga que forjar alianzas si aspira a gobernar, ya sea antes o después de las elecciones (ojo a los movimientos que se produzcan a última hora), pero ya con un mapa claro de las expectativas de cada cuál y su peso real. Foro, por ejemplo, tiene serios problemas para presentar candidaturas en numerosos municipios y probablemente sería el más beneficiado de una alianza. Hemos visto en Andalucía el debut del PP con Ciudadanos y el apoyo Vox para llevarse un gobierno que durante décadas ha estado en manos de los socialistas.

En cualquier caso las dudas persisten ¿Cuánto durará el ascenso de Vox? ¿Qué relevancia tendrá el escenario autonómico a la hora de decidir el voto cuando las grandes cuestiones nacionales (los líos de cada partido, la relación con el separatismo) están sobre la mesa?

A todo este magma se suma otro: la incógnita naranja de Ciudadanos. La más que probable designación del exrector Juan Vázquez como candidato genera inquietud en algunos sectores del PSOE. Se trata de un cartel de proximidad a los socialistas y que capitaneó el "consejo de sabios" del presidente del Principado Javier Fernández, pero es un catedrático de Economía Aplicada bien visto en el centro-derecha. En una FSA aún con convulsión soterrada por los episodios de cambio de poder, hay quienes temen un trasvase de votos. La dirección socialista, en cambio, confía (y se esmerará en trasladar este mensaje) en que el apoyo de Cs para el gobierno del PP en Andalucía con el respaldo de Vox tiña de marchamo "derechista" a un partido como el naranja que dice definirse en el "centro". Con esa marca sobre la frente, dicen dirigentes socialistas, el votante de izquierdas no picará en el anzuelo de Vázquez. Lo cierto es que nadie niega que Cs puede acabar siendo el partido bisagra que de el gobierno de Asturias tanto del PP como del PSOE. Y de paso recobrar esa imagen de que los naranjas lo mismo bailan a izquierda que a derecha. Para llegar a eso habrá que resolver la incertidumbre de las urnas. Y es tal que nadie hace apuestas.

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