Es una realidad que Tini trajo la modernidad a Gijón y conocemos su legado como Presidente, pero yo quería hablar también de cómo nos cambió a nosotros, sus amigos. Yo le conocí en Santiago en la Facultad de Matemáticas como líder estudiantil y ya allí dejó su huella. Nuestra amistad comenzó cuando coincidimos en el Instituto Doña Jimena, donde él era profesor y al que me incorporo en 1977 y en ese momento cambió mi vida. Recuerdo cuando vino a mi casa a los pocos días de ser nombrado Director Provincial de Educación y con su optimismo y vitalidad consiguió que dejara mi puesto de profesor titular para ser parte de su equipo y pasar a trabajar más por menos. Su pasión y su deseo por cambiar el mundo eran desbordantes y conseguía convencerte de que ese cambio sólo era posible si participabas en ello.

Permitidme contaros dos pequeñas anécdotas que creo describen aspectos fundamentales de Tini, su inmensa capacidad y su calidad humana. Creo que fue en 1984 cuando Tini tenía que inaugurar el curso escolar en Lugones y poco antes me llamó y me dijo ven conmigo y cuéntame todo sobre el proyecto Atenea, el primer programa de introducción de la Informática en la Enseñanza del que me había nombrado coordinador en Asturias. En ese pequeño trayecto de Oviedo a Lugones le fui describiendo como pude los objetivos, dotaciones, cursos, etc., de los que Tini conocía sólo las ideas básicas. Bien, pues su discurso inaugural, sin papeles como acostumbraba, tuvo como eje central dicho proyecto y yo asistí asombrado cómo no sólo lo describía con pelos y señales sino que lo enmarcaba y relacionaba con otros proyectos de innovación para la modernización de la Educación en Asturias y todo de forma magistral construyendo un discurso estructurado y que sentí no haber podido grabar para que me sirviera de guía en mi trabajo.

Y en lo relativo a su faceta humana sólo un detalle para explicar como conseguía esa implicación tan grande de las personas que lo rodeaban. Mucha gente cuando te ve, te pregunta por la familia, por cómo te encuentras, pero te das cuenta de que es una pregunta retórica. En su caso no era así, realmente se preocupaba cuando se daba cuenta de que pasabas por algún problema personal. Yo tuve un hijo con necesidades especiales, con síndrome de West y siempre se estaba interesando por él y por sus repercusiones en nuestro entorno familiar. Cuando mi hijo falleció en diciembre de 2001 apareció a primera hora en el Tanatorio y aunque tenía que tomar un avión muy pronto a Madrid alargó y alargó su compañía a mi familia y a mí hasta lograr ponerme nervioso, yo diciendo, Tini marcha que vas a perder el avión y él contestando que eso no tenía importancia, que lo más importante en ese momento era estar con nosotros. Tuvo tantos detalles parecidos que contarlos llevaría horas.

Se describía como ciudadano del mundo, era un gran político con una cabeza brillante pero como persona y amigo su capacidad era aún mayor. Se ha ido con muchas cosas por hacer, con muchos proyectos para cambiar el mundo, como solía decir, pero ha dejado una huella imborrable en esta ciudad y en Asturias, y sobre todo en aquellos que disfrutamos de su amistad, que recordaremos siempre su generosidad, su enorme corazón y su firme determinación para luchar por mejorar la vida de los demás. Ahora necesitamos un poco de su inagotable energía para sobreponernos a su ausencia y dentro de nuestras posibilidades continuar su tarea como a él le gustaría.

¡Hasta siempre, Tini!