El comercio internacional es uno de los factores que dinamizan el crecimiento económico a nivel mundial. Además, la apertura de los mercados no sólo nos hace ser más eficientes y competitivos, sino que, a través de nuestros productos emblemáticos y de gran calidad transmitimos nuestros valores de dieta, nuestra historia y nuestra cultura.
De hecho, en una empresa familiar como El Hórreo, con más de 110 años de trayectoria, nos hemos especializado en la producción de embutidos tradicionales y saludables que han evolucionado enormemente gracias a la exportación y a la innovación. La exportación a otros mercados es un pilar básico de nuestra estrategia, tanto para dar salida a nuestros productos de elevada calidad a un precio competitivo, como para mejorar procesos e incluso para desarrollar productos nuevos gracias a las tendencias que se observan en otros mercados.
Además, para las pymes los acuerdos comerciales son realmente importantes y beneficiosos, ya que simplifican procesos y eliminan trámites burocráticos y barreras arancelarias, que suponen un freno a la exportación e incluso una barrera casi insalvable en muchos casos. En concreto, creemos que acuerdos como el de Canadá, Japón o México -países a los que actualmente estamos exportando- van a traer grandes ventajas a las empresas y especialmente a aquellas del sector agroalimentario gracias a la simplificación, clarificación y homogeneización de los estándares fitosanitarios, que aseguran la seguridad alimentaria, y gracias también a la protección de las denominaciones de origen, que aseguran la trazabilidad del producto.
Por lo tanto, la exportación es muy positiva en muchos aspectos, no solo porque impulsa el crecimiento de las plantillas al incrementar el volumen de producción, sino porque por ejemplo para las empresas agroalimentarias les permite desestacionalizar la producción y responder a las necesidades de otros mercados a la vez que incrementan su facturación, cosa que en el mercado nacional resultaría imposible.
Así que, no cabe duda que los avances que la economía española ha experimentado en los últimos años son en gran parte fruto de los esfuerzos que las empresas españolas hemos hecho para abrir nuevos mercados. Al hacerlo, no sólo hemos conseguido mantenernos a flote, sino que además somos más competitivas y mantenemos puestos de trabajo o, incluso, creamos nuevos.
El comercio internacional ha resultado ser un refugio seguro cuando la demanda interna decae. Así, son muchísimas las empresas españolas que han salido a vender fuera de nuestras fronteras para poder hacer frente a la saturación del mercado interior. De hecho, esta empresa nació con vocación exportadora, ya que cuando vimos que le mercado nacional tocaba techo, la empresa comenzó a exportar a otros mercados ofreciéndonos una gran oportunidad de crecimiento. Así es que el 20% de nuestra cuota de mercado está en el exterior y en 4 o 5 años nos gustaría alcanzar el 50%, a través del desarrollo de nuevos productos pensados para diferentes Sin embargo, para salir al mercado global hay que ser competitivos. Esto significa ampliar mercados y aprovechar las oportunidades que ofrecen los acuerdos firmados por la UE con países como Canadá y Japón, así como aquellos en proceso de negociación, así como innovar más.
