Los cuatro parlamentarios asturianos supervivientes de los 23 que fueron elegidos en 1977 levantaron ayer su voz a favor de la Transición y de los consensos alcanzados "en unos momentos difíciles, de gran tensión" para sacar adelante la Constitución. La presentación de un libro sobre la trayectoria y vicisitudes de los parlamentarios constituyentes vinculados, directa o indirectamente a Asturias, permitió a los protagonistas de aquella etapa dar réplica en la Junta General del Principado, en Oviedo, a los relatos "revisionistas" del último lustro que han acuñado el concepto de "régimen del 78", dando a entender que la Transición y la Constitución llegaron como concesiones de los poderes fácticos del país.

"La Constitución no tiene la culpa de la corrupción de la política ni de la crisis, ni siquiera de los ataques desmedidos a la unidad del país de los independentistas catalanes. Son los partidos los responsables de sus actos", proclamó Emilio García-Pumarino, uno de los pocos treintañeros elegidos entonces por Asturias en las primeras elecciones democráticas, en junio de 1977, en las listas de la desaparecida UCD, "un partido instrumental, que llevaba el gen de su propia desaparición, pero que hizo una labor esencial para que hubiera una Constitución de consenso, que ha dado 40 años de paz y libertad". Más de cuarenta años después, ya jubilado como registrador de la Propiedad, tiene las ideas más que claras con las tensiones que hoy rodean al marco constitucional que el país se dio y hasta se permitió la licencia de dar alguna opinión con vocación de consejo: "La Constitución es reformable pero esa reforma sería inútil si no se logra con un consenso como el que se dio en 1978".

En el acto que tuvo como escenario el salón Europa del parlamento asturiano, también tomó la palabra Alfredo Prieto Valiente, quien destacó "el civismo y el desprendimiento" de aquella primera hornada de políticos elegidos en las urnas en España que "supimos renunciar a una parte importante de nuestros principios, valores y pensamientos para hacer posible la Constitución del consenso: no era la Constitución de media España contra la otra mitad".

La ovetense María Rojo Izquierdo, criada en la calle Santa Susana de Oviedo y en el Campo San Francisco pero acogida en los albores de la democracia en Granada, como ella misma refirió, quiso poner el acento en dos aspectos singulares: por un lado, en "la generosidad de la izquierda" y por otro en el paso gigante que ha dado la mujer en política "porque hasta 1986 apenas tuvimos protagonismo, en los primeros diez años de la Transición no se tocó el papel de las mujeres, por el convencimiento que había de que nuestra causa no era tan urgente como la de asentar la democracia".

"Patrimonio común"

La elaboración de este libro, que ha coordinado el historiador Javier Rodríguez Muñoz, tuvo como promotor a otro de los diputados asturianos de aquellas primeras elecciones, José Alonso Puerta: "Echaba de menos que en Asturias no hubiese un libro como este, de Memoria Histórica compartida por todos", afirmó. Y se desmarcó del afán revisionista. "Esta Transición no se programó en la pizarra de Suresnes ni en los despachos de Adolfo Suárez o Carrillo", recalcó Puerta, quien sostuvo que la Constitución supone "un patrimonio común que no se puede poner en riesgo" y advirtió que "no se puede demoler un trabajo que costó tanto hacer".

Javier Rodríguez Muñoz agradeció la colaboración prestada para este libro por la fundación José Barreiro, de la Federación Socialista Asturiana, cuyo director, Adolfo Fernández. El presidente de la Junta General, Pedro Sanjurjo, destacó la relevancia de obras como esta porque "es fundamental mirar adelante pero sin renunciar a conocer el pasado". La bibliotecaria de la Junta General, Josefina Velasco, también participó en este libro junto al archivero José María Fernández, para relatar el itinerario a la autonomía del Principado en el que participaron los diputados.