La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La guía secreta de Asturias

Les Praeres, más cerca del cielo

Senderos, praderías y media montaña se reparten el paisaje de esta majada de Nava cuya ascensión ya es parte de la historia de la Vuelta Ciclista a España

Cabaña en uno de tantos rincones hermosos en la subida a Les Praeres desde el pueblo de Piloñeta. ANA PAZ PAREDES

Hay viajes cuyo destino se inicia en el mismo momento en que se elige dónde ir. Eso sucede cuando esa elección se llama Les Praeres, una majada a unos 900 metros de altura que deja sin aliento, y aún más si en vez de en coche se sube andando o en bici, a poco de empezar a descubrir el entorno por el que discurren los caminos que hasta allá nos llevan.

Para quienes decidan ir en coche, hay que llegar hasta Nava capital y, desde allí, continuar hacia Piloñeta, un pueblín también con mucho encanto y desde el que, además, también parte otra de las rutas más conocidas de esta zona: la ruta de la Ribera del río Peña, en la que el viajero, además de la naturaleza, descubre también la historia local a través de los restos de algunos molinos a sus orillas. Eso sí, para los que opten por subir hasta Les Praeres, allí mismo tienen un cartel indicador sobre la dirección a tomar.

Bien es cierto que la carretera, de unos cuatro kilómetros y antaño pista, es pindia: estrecha, con curvas y en varios tramos cuenta con un importante desnivel. También es verdad que, desde el pasado año y gracias a que allí finalizó una de las etapas de la Vuelta Ciclista a España que ganó el ciclista Simon Yates, se asfaltó todo el tramo y se habilitó alguna que otra zona con más anchura para que dos coches puedan cruzarse, aunque hay que ir con precaución y tranquilidad.

Lo cierto es que, se mire donde se mire, y aún más cuando se llega arriba, el paisaje seduce de inmediato. Les Praeres se encuentran en plena sierra de Peñamayor, en una zona de media montaña donde los picos de mayor altitud son el ya citado Peñamayor, de 1.149 metros, y el Trigueiro, de 1.293. Arriba la vista se pierde en un horizonte tan variado como tentador. Desde esta vega salen y llegan caminos que invitan a recorrerlos, bien a pie, bien en bicicleta, pues es también un lugar muy frecuentado por deportistas.

También es lugar para todo lo contrario. Es decir, para quedarse, sencillamente, disfrutando de lo que se ve y, si se lleva la cámara fotográfica, disfrutar igualmente con ella. El entorno es sobradamente generoso en su naturaleza, y aún más en estos días en que ya empieza a mandar la primavera. El paisaje también está habitado por el ganado que pasta tranquilo en diferentes puntos de la majada y donde, sin duda, también llaman la atención las cabañas de algunos ganaderos. En fin de semana y festivos abre allí un barín rural encantador con cocina tradicional.

Entre algunas de las rutas que se pueden hacer desde Les Praeres está la que lleva a Puente Miera, la que va a la collada del Orosu, o bien la que va a Peña Espines, disfrutando en esta última de un bosque donde se pueden ver texos, hayas y acebos.

Compartir el artículo

stats