El parque natural de Somiedo alberga estos días el espectáculo del celo de los osos. Una imagen que ayer mismo se pudo captar entre dos ejemplares adultos y que le añade tirón a lo que ya se ha consolidado en la zona como una fuente de riqueza: el avistamiento de osos en su entorno natural. Del crecimiento de esta faceta turística de la zona occidental asturiana habla el hecho de que las autoridades del parque están valorando, como bien se recogió en unas recientes jornadas sectoriales, la implantación de diplomas acreditativos que ratifiquen las buenas prácticas de algunas de las empresas que llevan a cabo esos avistamientos.

Respecto a la época de celo, como bien explican algunos especialistas, la climatología extraña de los últimos años -con inviernos templados- ha hecho que se adelante la temporada de celo, que en circunstancias habituales está en pleno apogeo en mayo y junio. Alfonso Hartasánchez, naturalista, ornitólogo y experto en osos del Fondo Asturiano para la Protección de los Animales salvajes (FAPAS), ya lo exlicaba en LA NUEVA ESPAÑA hace varias semanas. Decía Hartasánchez que en el caso del oso ya se venía apreciando mayor actividad en meses de invierno, aunque, sobre todo, lo que más se ha hecho notar es la alteración del celo en la primavera, el adelanto y la prolongación de la actitud de celo de los bichos. “Antes, entrado abril veías algún macho buscando hembras o marcando, y mayo y junio eran los dos meses fuertes. Ahora, claramente hay un cambio en el calendario reproductor, que empieza mucho antes; ya a finales de febrero se les puede ver, y también se está alargando”, explica.