Después de dos horas largas de debate, de propuestas electorales para las comunicaciones de Asturias y extensivo inventario de agravios contra las comunicaciones de la región, el candidato de la lista de Ciudadanos Armando Fernández Bartolomé resumió la cuestión con la ventaja de haber sido elegido por sorteo el último en intervenir. "No hay un problema de desacuerdo en cuanto a qué hacer, sino de voluntad política" para hacerlo, dijo. Representantes de los siete partidos con opciones de escaño en la próxima Junta General del Principado venían de desmenuzar sus propuestas en una mesa redonda organizada a iniciativa de la demarcación asturiana del Colegio de Ingenieros de Caminos. Venían de coincidir en el diagnóstico y de disentir en los culpables, o más bien en el análisis de lo que cada cual ha hecho hasta ahora para dar la vuelta a las afrentas.

El debate fue sobre todo el repaso a una lista de cuentas pendientes de Asturias con el Estado y consigo misma, un diagnóstico en efecto coincidente y políticamente transversal sobre lo que falta por hacer, si acaso discrepante en el destinatario de las cuentas que hay que pedir por el retraso. Donde el candidato de IU, Ovidio Zapico, habló de "deuda histórica" o de la "insularidad" de Asturias y el de Podemos, Rafael Palacios, denunció el "aislamiento por tierra, mar y aire", el senador electo del PP Ramón García Cañal puso cierta sordina con el pretendido realismo de un "todo eso está muy bien, pero lo que falta es presupuesto para su ejecución, el problema fundamental es la carencia de financiación", de inversión en las cuentas del Principado y de ganas de gastar el presupuesto en los once meses que Pedro Sánchez ha pasado en la Moncloa. O sea, que sí, que ha faltado voluntad, pero que no va a haber acuerdo en el quién.

Confrontaron propuestas Fernández Bartolomé, Zapico, Palacios, García Cañal, el número dos del PSOE por el oriente, Ángel Morales; la aspirante de la candidatura de Foro Carmen Fernández y el vicepresidente de Vox en Asturias, Roberto Fernández Argüelles. Un vuelo rasante por el juicio transversal de todos empezaría por pedir Variante de Pajares para 2020. Casi todos, incluido Vox, pusieron los acentos en pedir la puesta en servicio con dos túneles aptos para tráfico mixto, pero la representante de Foro prefirió centrarse en la velocidad y el tiempo de desplazamiento, en ese mantra de la "alta velocidad real", "como la de todo el mundo", que vuelve a remitir a la apertura directa en ancho estándar que se rechaza en la planificación vigente.

En el resto de las demandas más o menos unánimes anotaron la conexión con el Corredor Atlántico o el perfeccionamiento urgente de la red de cercanías, el plan de vías de Gijón, el soterramiento de las de Langreo, la barrera ferroviaria de Avilés y así sucesivamente hasta el final de los grandes clásicos de las infraestructuras pendientes: el tercer carril de la "Y", la finalización de la autopista a La Espina y su prolongación hacia León, la Autopista del Mar, el acuerdo para un área metropolitana a la que Palacios puso el apellido condicionante de "municipalista"... Morales habló de "ir buscando fórmulas que eviten el agravio del peaje del Huerna", Palacios culpó a Álvarez-Cascos y a Rato, Carmen Fernández exculpó al primero y subió la apuesta con la eliminación del canon del Guadarrama...

El exuberante despliegue de peticiones, un clásico de la propaganda electoral y aquí un doloroso indicio de lo mucho que sigue sin hacer, encontró a Zapico reclamando fuerza para un "frente institucional" ante Madrid que ha sido imposible hasta ahora y coincidiendo con Palacios en la demanda de que Asturias pida para sí la gestión de las cercanías ferroviarias y articule, a imagen del País Vasco, lo que el aspirante podemista ya llamó "el Asturtren". El representante de Podemos reincidió en la versión resumida de lo que se pide, "justo lo que no hubo hasta ahora, voluntad política, energía y decisión", mientras el vicepresidente de Vox acompañaba la evidencia del retraso de las infraestructuras con la conciencia de que así se ejemplifica "el perjuicio del Estado de las autonomías para una región con poco peso demográfico y político".