Un reciente informe del Principado concluye que "no hay constancia" de que se hayan producido irregularidades en el Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario de Asturias (Serida), cuyo exdirector general, Koldo Osoro, está siendo juzgado en la Audiencia Provincial de Oviedo por malversación de caudales públicos. La Fiscalía y la acusación particular (el propio Principado), solicitan para él una condena de cuatro años y seis meses de prisión. También están procesados tres empleados del Serida por el mismo caso, para los que solicitan en conjunto once años de cárcel. Las defensas solicitan la libre absolución.

La jornada de ayer fue maratoniana, con sesiones de mañana y tarde para cumplir con el calendario previsto y que diera tiempo a tomar declaración a los cuatro acusados. El retraso se debió al extenso interrogatorio de la Fiscalía, que se prolongó durante toda la mañana para tratar de encontrar contradicciones en las declaraciones de Koldo Osoro, que sólo admitió algunos errores en las facturas, pero que en todo momento justificó sus actuaciones en la colaboración establecida entre el Serida y la cooperativa Prodexcal, de la que son titulares dos empleados de la sociedad pública y la esposa de uno de ellos.

El Serida tiene una finca de experimentación e investigación ganadera en el monte Carbayal (Illano), en la que también tiene unas 50 hectáreas la cooperativa, y que le fueron cedidas por el Banco de Tierras a cambio de la cooperación con la sociedad pública. Según las acusaciones, los acusados vendían reses, una parte oficialmente por el Serida y otra parte, la mayoría, a título particular por el acusado, en su beneficio y en el de los otros acusados a través de Prodexcal. Para el traslado del ganado, se aprovecharían del camión del Serida, y también se alimentaría al ganado con pienso abonado por la sociedad pública. Fiscalía y Principado añadieron que cuando se acabó la concesión a la cooperativa, ésta la siguió utilizando para cobrar subvenciones. También se enseñaron facturas que demostrarían la venta del ganado.

Koldo Osoro insistió en su declaración por la mañana y por la tarde. La cooperativa se creó a instancias del Principado con la condición de que colaborase con el Serida. Los dos socios que la constituyeron entraron a trabajar en la sociedad pública posteriormente y uno de ellos tenía además su propia ganadería, "igual que otros trabajadores". Desde la Consejería de Agricultura se le pidió que asesorara a Prodexcal. Los socios de esta empresa "nunca" mezclaron su ganado con el del Serida y, finalmente, el camión para el transporte del ganado sólo se utilizaba para el traslado cuando se sacaban muestras, y de allí al matadero.

Según las defensas, esta declaración está respaldada por un reciente informe del Principado en el que se dice que no hay constancia de que ningún animal del Serida fuese vendido por la cooperativa ni que se haya perjudicado al Principado. "No se puede vender ninguna res que no esté documentada, porque no hay dónde venderla. Es imposible", aseveró el principal acusado.

Víctor Tartiere, abogado de Osoro, insistió en que "todo es una venganza política" que en su opinión fue orquestada por la que fuera gerente del Serida cuando gobernó Foro, Begoña de la Roza. "Dijeron que yo le había quitado subvenciones a la gente. Yo no tengo esa capacidad", aseguró Osoro, quien en muchos momentos se dirigió directamente al jurado para responder y explicarse.