Ignacio Blanco, portavoz de Vox en la Junta General del Principado, emplazó ayer a la Consejería de Educación a "pedir consentimiento a los padres" de alumnos que reciban clases de igualdad de género en los centros educativos asturianos y a "hacer públicos los currículum y vinculaciones políticas de los profesores que impartirán" la nueva asignatura. "Ya está bien de lavados de cerebro en la escuela con nuestros impuestos", remató en declaraciones a "Europa Press" el diputado de Vox, que se propuso velar por evitar que "colectivos radicales" entren en las escuelas a "contaminar" la mente de los niños con ideas "esquizofrénicas" sobre las relaciones entre hombres y mujeres.

Reincidiendo en las tesis de su partido, Blanco negó además la existencia de una violencia machista como tal en España. "No hay violencia machista; hay violencia sin más", sostiene el parlamentario, que añade que es mayor el número de muertes violentas de hombres a manos de otros hombres que el de mujeres y denuncia la presencia de 'lobbies' (grupos de presión) que pretenden hacer creer a la sociedad que los hombres son potenciales violadores o que odian a las mujeres.

Las palabras de Blanco hicieron reaccionar de inmediato al PSOE asturiano, cuya secretaria de Organización, Gimena Llamedo, considera que "negar la existencia de la violencia machista es intolerable y rompe con consensos básicos en nuestra democracia". La número dos de la FSA da por cierto que "Vox es un partido que representa la vuelta a las cavernas, con el que Ciudadanos y el PP no dudan en pactar gobiernos. Su único discurso es el del odio", afirma.

A su juicio, la petición de la filiación política de los docentes es algo "más propio de prácticas de otra época que seguro (a Vox) no le resulta ajena. Deberían aceptar que la dictadura es pasado, que vivimos en un país en democracia en el que sus amenazas ya no tienen cabida. Asturias será un territorio libre de listas negras en el que no toleraremos la caza de brujas a las mujeres feministas", remata.