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El aguacate: el oro verde que no reluce

El fruto de moda a la mesa por sus milagros nutricionales se cultiva bien en Asturias, pero los expertos dudan de su rentabilidad y que la producción pueda seguir la exitosa estela del kiwi

El aguacate: el oro verde que no reluce

El aguacate está de moda. Su consumo crece como la espuma a la par que su buena fama como alimento de lo más completo. ¿Y su cultivo? En Asturias de un tiempo a esta parte la plantación de este fruto o baya se extiende de forma tímida, más bien testimonial, en huertas caseras o de productores que les apetece experimentar sin arriesgar todavía mucho. El resultado hasta ahora es que se da y bien. La tierra asturiana puede producir aguacates. Pero de aquí a que este cultivo se convierta en rentable y siga la senda de como en su día lo hicieron el ya consolidado kiwi o más reciente arándano hay todo un mundo y un largo camino que no está muy claro. Más bien hay muchas dudas y no es oro (el fruto es ya apodado el "oro verde" por su creciente demanda, su no bajo precio y su potencial nutricional) todo lo que reluce.

"En Asturias existe un potencial real para su plantación, sobre todo ante el incremento de la demanda a escala mundial. Pero mientras que otros productos, como el kiwi son más exigentes con el entorno biogeográfico en el que se plantan, siendo la región un verdadero paraíso para este fruto de origen chino, el aguacate tiene una mayor elasticidad ecológica que permite su cultivo en muchos lugares, como el sur de España, con condiciones edafológicas y climáticas diversas", señala Juan Antonio Lázaro, gerente del grupo de desarrollo rural del Bajo Nalón, cargo que le ha convertido en testigo y actor del asentamiento y consolidación de los cultivos del kiwi en esta comarca del Principado, la de mayor producción en la actualidad.

Sin dudas de que los aguacates se adaptan y crecen en la región asturiana, su rentabilidad económica es dudosa y a juzgar por los análisis de los especialistas no es aconsejable apostar por ello. Porque para triunfar en el mercado global, cada vez más abierto y competitivo, se necesita marca propia, distinción. Algo que tiene el kiwi asturiano, con condiciones organolépticas especiales y reconocidas a escala mundial, pero no el aguacate. "Se puede plantar en Sudamérica o África, con costes de producción muy baratos, que con toda seguridad darán productos de buena calidad con los que los asturianos tendrían difícil la competencia. La globalización penalizaría sin duda el producto regional en el contexto mundial, incluso en los mercados de proximidad", sostiene Lázaro, defensor de seguir trabajando y asentar más si cabe la posición de Asturias como productora referente de kiwis: "Resulta sensato consolidar aquellas plantaciones productivas y con margen de crecimiento, haciendo un esfuerzo por mejorar y ampliar comercialización".

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