Poner a las personas "en el centro de la gestión". Ese es el papel que desempeña la asturiana Arancha Torres González (Navia, 1973) en Capgemini. Es desde hace cuatro años directora de recursos humanos de uno de los principales proveedores mundiales de servicios de consultoría, tecnología y transformación digital, con 210.000 empleados en más de 40 países, 5.000 en España y cerca de 1.000 en Langreo. Primero estuvo casi dos décadas en PWC (PriceWaterhouseCoopers) y asegura que desde el instituto soñó con gestionar personas. Madre de tres hijos, Torres fue en 2013 considerada la directiva más influyente en recursos humanos y es autora del libro "El futuro laboral visto por un millennial". Mañana, en la Laboral Centro de Arte (Gijón), participará en futur X·O, un evento organizado por LA NUEVA ESPAÑA y centrado en la transformación digital.

- Es mujer y alta directiva. Todavía suena rara esa combinación de palabras.

-La experiencia nos dice que en niveles más bajos hay mas porcentaje de mujeres que de hombres, pero que a medida que se avanza en la escala profesional este porcentaje disminuye. Yo lo noto mucho en actos públicos. Estoy muy orgullosa de lo que he conseguido, aunque a veces me ha supuesto un sacrificio personal, porque soy madre de tres hijos.

- ¿Qué pasos debe seguir una empresa para subirse al carro de la revolución digital?

-Evidentemente, sin tecnología no hay transformación digital. Pero en ella también tienen un papel decisivo las personas. Muchas veces las organizaciones lo que hacen es introducir la tecnología y luego transforman los procesos y las personas. Nuestra opinión es que se debería de hacer a la par o, incluso, primero transformar los procesos y las personas. Hay varios pasos. El primero es definir qué quiere la empresa, dónde se encuentra y qué valor quiere añadirle en el futuro. Y el segundo es diseñar un mapa de cuáles son las capacidades y perfiles que necesitaremos para llevar a cabo esa transformación y, para eso, es muy importante el cambio cultural. Las personas tenemos tendencia a evitar el cambio, pero hay que acometerlo sí o sí.

- ¿Cómo hacen frente en las plantillas a esa resistencia al cambio?

-Hay que inspirar a la gente para que cambie. Es decir, hacerles ver la necesidad de acometer ese cambio. Y que la comunicación venga de la dirección, porque sino no tiene impacto en las capas más inferiores. Además, hay que formar a la gente y tomar el pulso de cómo va la transformación.

- ¿Qué papel juegan en la transformación digital los trabajadores más jóvenes?

-Son fundamentales. Una de las metodologías que utilizamos consiste en romper las pirámides jerárquicas y dar mucha voz a las personas que vienen de abajo. En definitiva, se trata de dar responsabilidad a los empleados y eso es muy positivo, ya que ayudan a cambiar al resto de la organización.

- ¿Esa transformación debe ser constante?

-Totalmente. Y otro aspecto importante es que en la transformación digital nos tenemos que mover todos. Es verdad que los nuevos te pueden ayudar pero no podemos abandonar a las personas que tenemos actualmente en la organización. Por tanto, hay que formar a los trabajadores en nuevas capacidades.

- ¿Hay también resistencia al cambio por parte de los equipos directivos de algunos sectores?

-Yo diría que no, todos están acometiendo de una manera u otra la transformación digital. Eso sí, muchas empresas se están equivocando. Es un error que metan un montón de tecnología y no transformen la cultura y la manera de hacer de las personas. Una verdadera transformación digital tiene un fondo más profundo del que están llevando a cabo la mayoría de compañías.

- ¿Capgemini tiene planes de crecimiento para su centro de Asturias?

-Nuestra idea es mantenernos, No tenemos hueco para más. De todas formas, estamos muy orgullosos del centro: tiene mucho compromiso con el trabajo que hace y los resultados son buenos.

- El Rector pidió el lunes a las empresas, con motivo de la festividad de Santa Catalina, que colaborasen en frenar la fuga de talentos y en captar savia nueva...

-Nosotros estamos muy concienciados con la rotación de personal entre centros. Invertimos mucho dinero en formar a la gente y no nos gusta que después de un año o dos se vayan. Hacemos lo que podemos por retener talento, porque tiene un impacto muy grande para nosotros después de la inversión que hacemos en formación.