Los gobiernos de Asturias y Galicia caminan de la mano ante el reto demográfico, "que tiene mucho que ver la financiación autonómica", según recalcó el presidente del Principado, Adrián Barbón, pero mantienen posturas bien lejanas ante el proceso de descarbonización, que para el mandatario gallego, Alberto Núñez Feijóo, no debe ser tan exprés como pretende Pedro Sánchez. El Encuentro del Eo, que tuvo lugar ayer en Vegadeo, permitió comprobar el estado de una alianza que pasará su prueba de fuego definitiva cuando se aborde la reforma del sistema de financiación, piedra angular de la España de las autonomías y termómetro del Estado del Bienestar.

El cara a cara entre Barbón y Feijóo tuvo lugar ayer en el Auditorio de la Casa de Cultura de Vegadeo, donde quedó patente que las buenas relaciones entre los gobiernos gallego y asturiano se mantienen tras el relevo de Javier Fernández, quien en su etapa al frente del Principado se esmeró en tejer alianzas interautonómicas, empezado por las comunidades vecinas de Galicia y Castilla y León.

La plena sintonía de ambos dirigentes ante el reto demográfico y en la reivindicación de reducciones "de forma drástica" sobre los peajes que se pagan en ambas comunidades tuvieron como contrapunto las discrepancias sobre el impacto que la transición energética puede suponer pata el potente sector industrial de Asturias y Galicia.

Barbón tiro de su manual del optimismo, apostó por "la audacia" ante las oportunidades que plantea la descarbonización y señaló que en Asturias las empresas que "como Ence" han apostado por adoptarse a las nuevas exigencias medioambientales van a invertir 1.000 millones de euros, tal y como publicó LA NUEVA ESPAÑA hace cuatro semanas. "Hay industria que apuesta por el futuro. Se está haciendo, (...) la ciencia va a ser la gran aliada de la industria", señaló Barbón, al tiempo que hizo hincapié en la necesidad de que haya un Gobierno estable para aprobar el Estatuto de la Industria Electroinensiva "que es fundamental para el futuro".

"No puedo ser tan optimista", rebatió Núñez Feijóo, quien señaló que el coste de la energía va a ser determinante y que "China está llena de térmicas al igual que Alemania". En su opinión, "para bajar las emisiones, no solo se pueden cerrar industrias, se puede hacer una política forestal o una economía circular más potente". Feijóo advirtió de que "si el cambio es abrupto , se rompe" y puso el dedo en la llaga al subrayar los 8.000 empleos que peligran si cierran las térmicas de Alcoa-San Cibrao y As Pontes, una posición mucho menos incisiva cuando quien estaba en la Moncloa era Mariano Rajoy: en la cumbre interautonómica de Zaragoza (septiembre de 2017) el presidente gallego apenas habló de las amenazas que se cernían sobre las térmicas, que si preocupaban ya entonces a sus colegas de Aragón, Asturias y Castilla y León.

Ante el reto demográfico, Barbón reivindicó la necesidad de "una estrategia nacional, no podemos afrontarlo cada uno por su lado". Mientras, Feijóo abogó por la suma de "fondos europeos, estatales, provinciales y locales" y echó en falta más apoyo del Estado para la enseñanza infantil, que Galicia acaba de hacer gratuita para el segundo hijo.