El paciente, gijonés de 43 años, sufre un problema de columna y algunas alteraciones de próstata que le preocupan, porque en su familia tiene antecedentes de cáncer urológico. Anteayer, lunes, su médico de familia le solicitó dos consultas con sendos especialistas, uno de Puerta de la Villa y otro de Pumarín. Pero es seguro que ni el usuario ni su facultativo imaginaban que ambos volantes correrían suertes tan dispares: el traumatólogo lo vio ayer mismo; el urólogo lo hará dentro de casi un año, el 13 de noviembre de 2020. Casi once meses y medio de diferencia.
En realidad, el asunto tiene truco: justo cuando llegó su petición para el traumatólogo, se borraba de la lista uno de los enfermos en espera. Por eso le dieron ese hueco. "Le ha tocado la lotería", le comentó un administrativo. Si no le hubiera tocado "el gordo", cabe pensar que ambas consultas podían esperar cosa de un año. ¿Seguro? Casi seguro. O más de un año.
Y es que, en paralelo, en Oviedo también tiene solicitada una consulta con el traumatólogo un hombre de 63 años, aquejado de una dolencia en una rodilla. La pidió el 17 de diciembre del año pasado, en este caso en el ambulatorio de La Lila. Le dieron consulta para el 4 de noviembre de 2019, casi once meses más tarde. Pero ni siquiera esta elevadísima demora se ha cumplido. Unos días antes, le avisaron por carta de que la cita había sido anulada, y de que sería convocado para una nueva fecha. Hasta hoy. Al interesarse de nuevo por su consulta hace unos días, lo único que pudo hacer el personal administrativo fue entregarle un formulario de quejas y sugerencias para que lo cubra y lo presente en un registro del Principado. "Me dijeron que me darían cita seguro, pero que no saben cuándo", explicó ayer el paciente a este periódico.
Estas dos situaciones ilustran el panorama de las demoras sanitarias en Asturias, cuando van a cumplirse trece meses de la entrada en vigor del decreto del Principado que establece un límite a los tiempos de espera en algunas prestaciones sanitarias. La normativa autonómica está vigente desde el 8 de noviembre de 2018.
¿Cuáles son los tiempos máximos de espera?
El decreto fija tres topes. Por una parte, 60 días (dos meses) para colonoscopias, mamografías, ecografías, tacs y resonancias. También 60 días para consultas de ginecología, oftalmología, traumatología, dermatología, otorrino, neurología, cirugía general, urología, aparato digestivo y cardiología. Y 180 días (seis meses) para intervenciones de cirugía cardiaca (valvular y coronaria), operaciones de cataratas, histerectomías e implantes de prótesis de cadera y rodilla.
La realidad va por otros derroteros. Al menos, en muchos casos, como los aquí recogidos. Sin embargo, el pasado mes de octubre, en una entrevista con LA NUEVA ESPAÑA, el consejero de Salud del Principado, Pablo Fernández, restaba importancia a la situación. A la pregunta de cuántos pacientes han presentado reclamación por ver rebasados los tiempos máximos de espera, respondió lo siguiente: "Tenemos datos de las personas que, en lo que va de año, han pedido un certificado de su situación. Cada semana hay una media de cuatro solicitudes de certificado. No todas ellas, ni mucho menos, generan reclamaciones". No obstante, el titular de Sanidad agregó: "No vamos a trabajar con complacencia, sino con exigencia. Tenemos una gran capacidad de mejora".
Meses atrás, tanto la Unión de Consumidores de Asturias (UCE-Asturias) como la plataforma "Stop Listas de Espera que establece el decreto, y criticaron la complejidad que entrañan las gestiones necesarias para que el paciente pueda hacer efectivos los derechos que le otorga el decreto autonómico.
