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Ana Coto, la catedrática que tuvo que dimitir como diputada para mantener su palabra

La científica, que concurrió como independiente en la lista de Cs, fue la única que renunció al sueldo para poder seguir investigando

Ana Coto, en su laboratorio. MIKI LÓPEZ

La catedrática Ana Coto es o, mejor dicho, era una diputada atípica entre los 45 señorías de la Junta General del Principado. Para empezar es la única parlamentaria que no cobró ni un euro desde que tomó posesión de su escaño tras las elecciones autonómicas de la pasada primavera. Quizá esa "libertad" haya podido influir para que el martes decidiera cumplir la palabra dada que otros compañeros y compañeras de su grupo parlamentario han tenido que sacrificar por las exigencias de la gestora nacional de Ciudadanos.

El paso de Ana Coto por la política ha sido casi tan efímero como el de su mentor, el exrector de la Universidad, Juan Vázquez, que fue quien la convenció para implicarse en la lista de Ciudadanos cuando este partido todavía apostaba por representar una opción de centro en el polarizado mapa político de España.

Juan Vázquez se fue antes del primer pleno ordinario en desacuerdo con los derroteros que había tomado el partido naranja; Ana Coto se va tras la votación más relevante del curso político. Tras la votación de la controversia, uno de los primeros en acercarse a ella fue el vicepresidente, Juan Cofiño, buen conocedor de la erosión que supone la disputa puertas adentro de tu propio partido.

Catedrática de Biología Celular, al inicio de su primera legislatura como diputada autonómica decidió renunciar a cobrar sueldo de la Junta General del Principado. Fue la única. Otros tres diputados, dos de Vox y uno del PP, han renunciado a la dedicación exclusiva pero no a la parcial. La propia Ana Coto explicaba en octubre pasado a LA NUEVA ESPAÑA los motivos de una decisión que la convertían en excepción dentro del hemiciclo asturiano: "Tenía que renunciar a investigar y no podía ayudar a que mi grupo de investigación pidiera proyectos ni a dirigirle tesis. Era muy injusto para mi grupo. Si estoy cuatro años sin investigar, cuando vuelva no tengo grupo, ni proyecto, ni becarios ni nada", argumentó Coto, con tanta claridad como rotundidad.

En su trimestre de actividad parlamentaria ha tenido tiempo para interpelar al Gobierno socialista sobre las dificultades con las que se encuentran los investigadores formados en Asturias cuando quieren retornar a la región para seguir con su carrera profesional. Tenía enfrente al consejero de Ciencia, Borja Sánchez, científico en excedencia.

Aquel debate, en el pleno que abría legislatura y curso político, resultó vivo, distinto y enriquecedor. Lástima que las artes del politiquerío, tan denostado por esos partidos que se "vendían" como la réplica al bipartidismo, hayan acabado por imponerse en los que se proclamaban adalides de la nueva política y que profesionales con criterio sobren en un parlamento como el asturiano, siempre necesitado de brío, impulso y, sobre todo, de ideas transformadoras en pos del interés general.

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