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Carmen Lozana Abeo, en una escena familiar con una de sus nietas en su casa de Somió.NACHO OREJAS

Una mujer tras el guion de la Transición

"Estuvo al lado de Torcuato en todo, era su sombra", destaca la familia de Carmen Lozana, la viuda de Fernández-Miranda, recientemente fallecida

Asegura el viejo dicho popular que detrás de todo gran hombre siempre hay una gran mujer. Una frase hecha que se encarnó en la figura de la gijonesa Carmen Lozana Abeo, fallecida la semana pasada a la edad de 97 años. Era viuda del eminente político asturiano Torcuato Fernández-Miranda, figura clave de la Transición española, en la que le atribuyen la figura de "cerebro" y "guionista". "Ella siempre estuvo a su lado, era su sombra", recuerda ahora tras su muerte Manuel Lozana, sobrino de la duquesa viuda de Fernández-Miranda. Lozana, residente en Gijón, confirma que su tía "siempre apoyó en todo a Torcuato, era su mejor amiga y su confidente".

De la fallecida recuerda que "era una mujer muy afable, entrañable y muy educada". Aunque vivió muchos años en Madrid, obligada por los quehaceres políticos de Fernández-Miranda, que ocupó cargos de peso en el gobierno franquista, del que llegó a ser vicepresidente y presidente interino tras la muerte de Carrero Blanco, Lozana Abeo nunca llegó a olvidarse de Gijón, como tampoco lo hizo su marido.

"Seguía teniendo un gran amor por Gijón", asegura su sobrino, que recuerda cómo, "mientras vivió mi tío, venían todos los veranos de vacaciones. Luego hubo una época en la que siguió la tradición, pero ahora hacía ya bastante que no venía". De hecho, el matrimonio contaba con una casa en la parroquia gijonesa de Somió, que vendieron hace años. No obstante, Lozana remarca que "mis primos también están muy enraizados en la ciudad".

En una entrevista, Lozana refrendaba el amor que aún mantenía por su marido, fallecido un cuarto de siglo antes. Recordaba el momento en el que se conocieron, "paseando por la calle Corrida", al ser presentados por su primo, el traumatólogo Ramón Lozana, y cómo había sido su relación con Fernández Miranda. "He sido muy feliz a su lado; era un gran marido, un gran padre, un gran maestro... Aprendí mucho a su lado", rememoraba. En aquella conversación, Lozana también se acordó de Gijón, remarcando que "tiene el primer lugar en mi pensamiento", enfatizando que "siempre me gusta volver".

Lozana Abeo sentía una gran admiración por su marido, del que hablaba incluso con devoción. Así lo hizo en una entrevista que le realizó LA NUEVA ESPAÑA con motivo del décimo aniversario de la muerte de Torcuato Fernández-Miranda: "Ha sido muy poco recordado para lo que fue y para lo que se le debe". También entonces quiso dejar claro qué fue lo que más le agradó del político: "Me llevó al altar con su oratoria y su gran corazón", aseguró.

En aquella charla, Lozana dejaba claro también el nivel intelectual de su marido, que cautivó a Francisco Franco. "Fue conquistándolo con su modo de ser. Unas veces salía escaldado, pero otras lograba que le escuchara de verdad porque le tenía respeto, le consideraba inteligente y sabía lo que estaba haciendo de verdad", remarcaba entonces. Así lo narraba Lozana, pilar básico sobre el que creció una de las mentes más privilegiadas que dio este país y la gran inspiración del guionista de la Transición.

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