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La Universidad lidera un proyecto para repoblar con "superplantas" autóctonas

"La idea es producir semillas en gran cantidad que pueden aplicarse - a áreas degradadas", indica el biólogo Borja Jiménez-Alfaro

El biólogo Borja Jiménez-Alfaro, de la Unidad Mixta de Biodiversidad de la Universidad de Oviedo.

Restaurar áreas degradadas con semillas de plantas autóctonas de la flora silvestre producidas expresamente para ello en las cantidades necesarias es el objetivo del proyecto liderado por la Universidad de Oviedo, desarrollado en relación con el ecosistema del olivar, y aplicable en Asturias a numerosos hábitats, que van desde la restauración de pistas de esquí en los meses estivales al cubrimiento de taludes de autopistas o la mejora de los viñedos.

Así lo explica el biólogo gijonés Borja Jiménez-Alfaro, adscrito a la Unidad Mixta de Biodiversidad de la Universidad de Oviedo, que lidera el proyecto con el cordobés Cándido Gálvez Ramírez, director técnico de la empresa Semillas Silvestres. El objetivo de estas cubiertas vegetales es, en último termino, frenar la desertificación producida por las condiciones naturales y, a la vez, contribuir a crear ecosistemas sostenibles.

La investigación, que acaba de ser publicada en la revista "Nature Plants" (filial de "Nature" dedicada a cuestiones botánicas), ha consistido en el desarrollo un nuevo método para la elección y producción sostenible de semillas de especies autóctonas para los cultivos mediterráneos a partir de plantas silvestres que crecen de manera natural en el entorno de los olivares, algunas de ellas consideradas malas hierbas durante décadas.

"El objetivo de estas cubiertas vegetales es frenar la desertificación producida por la incorporación masiva de herbicidas y por la mecanización del campo desde la segunda mitad del siglo XX", asegura Borja Jiménez-Alfaro, que ideó el proyecto cuando trabajaba en el Jardín Botánico de Gijón.

"En realidad, lo que perseguimos es crear unas supersemillas para cubrir de vegetación zonas que lo necesitan y que es difícil conseguir en la naturaleza". Jiménez-Alfaro pone como ejemplos de aplicación en Asturias los taludes de las autopistas y las pistas de esquí, que suelen mostrar una apariencia poco adecuada cuando no están cubiertas de nieve.

El primer paso para llegar a seleccionar las semillas adecuadas es hacer un inventario de especies y un filtrado. "Intentamos poner el proyecto en marcha hace años en la estación de Fuentes de Invierno y no descartamos llegar a hacerlo", señala Jiménez-Alfaro. El tipo de planta elegida era la "Festuca eskia", una gramínea que aparece a menudo en los pastizales de la cordillera Cantábrica y los Pirineos. "Es la planta perfecta para restaurar pistas de esquí, pero podríamos probar otras", asegura el investigador, que trabajó en la República Checa y Alemania, donde llevan un notable adelanto en estas cuestiones respecto al resto de Europa. Para mejorar la apariencia de los taludes, Jiménez-Alfaro propone el uso de escobas y piornos.

El método ensayado en los olivares también puede servir para encontrar especies perfectas que mejoren el entorno de los viñedos de Cangas del Narcea. Se trata de hacer un cultivo agroecológico, con superplantas que, por ejemplo, tienen el propósito de eliminar el exceso de agua que tienen los viñedos en una época del año. El objetivo último de los trabajos es fomentar la sostenibilidad agrícola, evitar el empleo de herbicidas y la entrada de especies invasoras. "Queremos promover una certificación nacional de semillas nativas", señala Jiménez-Alfaro.

Además, el sistema de selección puede gestionarse en función de las necesidades del agricultor. "Algunas especies previenen la erosión, mientras que otras optimizan la interacción con polinizadores y animales que favorecen la biodiversidad". Los investigadores consideran que el método de trabajo generado será fundamental para desarrollar el decenio de restauración ecológica definido por la ONU para 2021-2030 y para elaborar las políticas de sostenibilidad de la PAC. El estudio se realizó durante cuatro años en el proyecto NASSTEC, para la restauración de ecosistemas herbáceos en Europa, financiado por el programa ITN Marie Curie de la UE, con la participación de Stephanie Frischie (Xerces Society for Invertebrate Conservation, EE UU) y Juliane Stolz (Technische Universität Dresden, Alemania).

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