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Me quedo en el pueblo | Oneta

Todo empezó con un caballo

Inmaculada Adeba diversifica su vida rural con la cría de equinos de raza árabe, cabras y un hotel en Villayón: "Ahora la burocracia es tremenda"

Inmaculada Adeba con uno de los caballos árabes que cría en Villayón. Foto cedida por la Yeguada Albeitar

Todo empezó con un caballo, como recuerda Inmaculada Adeba, natural de Avilés y licenciada en Biología. Se casó con Benito Garrido Mora, veterinario, cuyo destino laboral fue el concejo de Villayón. Corría el año 1984.

"La vida de un veterinario rural es intensa y dispersa. Trabaja todos los días y no sabe de vacaciones. Un día compramos un caballo para pasear un poco entre guardias y urgencias, luego compramos una yegua. Y se armó el lío", explica ella con un tono que denota pasión por cuanto hace. Los comienzos tampoco fueron fáciles en el campo, porque tuvieron que trabajar mucho aquella finca de 16 hectáreas que adquirieron para los caballos. "Era todo matorral. Pero aprendimos a hacer de todo en el campo. Y con mucho trabajo duro lo sacamos adelante", recuerda.

Compraron un caballo y una yegua de pura raza árabe y ahí se inició la Yeguada Albeitar. "No solo vendemos caballos de esta raza, también estamos muy involucrados en la cría y mejora de este caballo", destaca esta mujer, quien finalmente dejó de lado opositar para profesora de Matemáticas para dedicarse en cuerpo y alma a la cría de los caballos, la casa y el cuidado de sus hijos, Benito y Borja, hoy adultos que trabajan en el negocio familiar. "Ellos desde pequeños han estado muy involucrados con todo esto. De hecho, su formación académica la hicieron para enfrentarse de forma competitiva a un mercado tan vulnerable como cambiante, sin abandonar el modelo de agricultura y ganadería local. El núcleo familiar es esencial para el asentamiento de la población en nuestros pueblos", matiza.

En 2006 decidieron ampliar su casa porque, como ella explica, sentía la necesidad de añadir una nueva experiencia a su vida en el campo, sumando así a la cría de caballos el hotel rural Yeguada Albeitar, con agroturismo. "Empezamos a recibir familias que tenían un absoluto desconocimiento del campo. Les mostramos el día a día en el medio rural. Los que más disfrutan son los niños. Les hablamos del pastoreo, les incorporamos en tareas de la granja que les gusta; les mostramos el ordeño de las cabras o van con sus padres a recoger los huevos de las gallinas. Incluso también les hacemos un bautizo ecuestre con un poni muy tranquilo, en el que van acompañados de su padre y llevando el animal del ramal", explica una mujer encantada con su vida en el pueblo de Oneta.

Posiblemente el día no tenga horas para esta mujer, que junto a su familia no para de poner en marcha nuevos proyectos como el último. Buscando la diversificación también cuentan ahora con 700 cabras destinadas a la producción de leche. "Los cabritos casi todos los comercializamos en el restaurante del hotel que abro por reserva, porque ahí la única cocinera soy yo y, claro, hay momentos en los que no doy abasto", explica Inmaculada, quien recuerda que tienen, además, una pequeña explotación de miel y vacas angus para producción cárnica de kilómetro cero.

Recordando sus inicios y comparándolos con el momento actual, cree que igual entonces fue más fácil emprender en el medio rural que hoy, "porque es tremenda la burocracia que tenemos, la cantidad de papeleo que nos exigen, cada dos por tres con inspecciones. Pero yo estoy contenta porque trabajo y vivo donde quería, en el campo, en la naturaleza y con mi familia", matiza esta mujer batalladora. Y aclara que hoy en día "se puede emprender en el medio rural; eso sí, el coste y el sacrificio es algo que desde el principio tiene que asumir la gente, y asumirlo con gusto y poner en la balanza lo que tienes y lo que deseas".

En cuanto a la apertura de su establecimiento con el desconfinamiento, se muestra cautelosa. "Villayón tiene cero contagios y eso parece que es buena cosa. Yo voy a abrir, claro, pero hay que saber en qué condiciones puedes hacerlo. La apertura no depende de mí. Lo que sí depende de mí es implantar todo tipo de medidas de seguridad extra a las que vendrán por decreto. Además de informar de cómo nace un caballo o hablar sobre el trabajo de los pastores, también lo haré de cómo se transmite un virus. Estamos preparados para dar esa información", señala.

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