"El mundo se está digitalizando" y gracias a ello en el futuro inmediato "primará el talento y la productividad sobre el genero, la ubicación geográfica, el color de la piel y la ideología". Ayudará el teletrabajo, que ha venido "para quedarse", porque ofrece "flexibilidad" para que "cada uno pueda hacer el uso que comulgue con sus preferencias, su visión y sobre todo con sus valores", tanto a aquellos a los que les ha "encantado trabajar en casa", como a quienes ya están "deseando volver oficina". Es el resumen que aportaron María Garaña, ejecutiva internacional que trabajó para los gigantes Google y Microsoft con raíces familiares en Panes, y la ovetense Irene Cano, directora general de Facebook para España y Portugal, tras protagonizar ayer "La aceleración digital", una nueva jornada del ciclo de conferencias online "Diálogos para la reconstrucción", una iniciativa organizada por LA NUEVA ESPAÑA bajo el patrocinio de Sabadell Herrero y en colaboración con Bayer, la Federación Asturiana de Empresarios (FADE) y las Cámaras de Comercio, que persigue acompañar e iluminar a los lectores en la desescalada del estado de alarma y el confinamiento por el coronavirus.

La charla de estas dos altas directivas, que se cuentan entre las mujeres más influyentes de España, sirvió para desgranar algunos de los desafíos relacionados con las nuevas tecnologías que acompañarán al mundo una vez alcanzada la que los mandatarios políticos denominan "nueva normalidad". Entre las escasas consecuencias positivas de la pandemia de coronavirus figura el hecho de que ha provocado una "aceleración digital". Y toda la sociedad, que hasta hace solo unos meses no sentía esa "premura, porque el entorno no la forzaba" ya la está experimentando. "El mundo se está digitalizando", señaló Cano.

El uso de internet ha crecido un 60 por ciento durante el estado de alarma, desveló Garaña, quien resaltó que debe diferenciarse entre "adaptación digital" y "transformación digital". Porque si bien muchas empresas se están adaptando a las nuevas tecnologías, otras van un paso por delante ya están "transformando su modelo de negocio y su relación con el cliente". En este punto ve "varias velocidades" distintas. Y mientras algunos "países jóvenes" de Asia, sin herencia tecnológica, "se han saltado varios pasos", otras zonas del planeta, como América Latina se están quedando atrás. Esta situación preocupa a Garaña, en especial, en el ámbito educativo, pues mientras en la mayor parte del mundo los colegios se van adaptando a las nuevas tecnologías, y Europa en este aspecto ocupa una "posición privilegiada", hay naciones en las que los alumnos "ni siquiera pueden conectarse a internet". Una nueva "brecha digital". Otra desigualdad.

Cano resaltó que avanzan a la par la digitalización de la sociedad y la de los negocios, pues "si los consumidores, los potenciales clientes cambian sus hábitos de consumo y los transforman en digitales, las empresas tienen que transformar sus negocios para sobrevivir". Pero si algo ha provocado la pandemia en el universo tecnológico es un cambio de tendencia y de percepción. Cano destacaba que hasta marzo la llamaban en ocasiones para participar en charlas sobre "el impacto negativo tecnología sobre la sociedad". Pero la ejecutiva se pregunta cómo habría sido la pandemia en los años ochenta, "con dos canales de televisión, sin móvil, sin internet". Tiene claro que la capacidad adaptarse al cambio "no hubiera sido la misma".

Resaltó que la tecnología ha permitido a las personas conectarse durante el confinamiento con los seres queridos y acceder a las fuentes de información de su preferencia, mientras que a las empresas les ha facilitado la comercialización sus productos. Por ejemplo, el intercambio de mensajes por Whatsapp creció un 50 por ciento durante el confinamiento, y las videoconferencias, un 70 por ciento. Y no solo la gente joven ha protagonizado ese despegue, "muchas abuelas se han podido conectar con sus familias, a las que no podían ver ni abrazar, y así no se han sentido solas", subrayó Cano. Garaña resaltó también la importancia que las tecnologías han tenido durante el confinamiento, sobre todo, para las personas mayores, pues han podido sentirse "arropadas".

Hay otro aspecto que la pandemia ha traído y que "está aquí para quedarse", el trabajo en remoto. Se quedará porque "no es trabajo en confinamiento, porque cuando acabas el horario laboral no sigues confinado", detalló Cano. En su opinión, el teletrabajo ayuda a incorporar "talento global". Y el "home schooling", la educación en remoto, "rompe brechas previas" y enseña que las clases no tienen por qué ser siempre presenciales, aunque también se ha puesto de manifiesto la "necesidad" de "avanzar en estos entornos", añadió. Garaña sí matizó que en el ámbito educativo, más que transformación lo que se está produciendo es una "adaptación digital", pues el "home schooling" le ha parecido algo comparable a los muebles de Ikea, ya que "tienes las piezas, pero lo tienes que armar tú". Por eso abogó por dar a partir de ahora un paso más y proceder a la "transformación digital" del universo educativo.

La directiva con raíces en Peñamellera Baja señaló otro ámbito en el que las tecnologías están jugando un papel "tremendamente positivo", la sanidad. Aseguró que se han superado "muchas barreras" en los últimos meses, en los que se ha visto, por ejemplo, el mayor despliegue conocido de consultas médicas online. Una circunstancia muy relevante en Europa, vista la pirámide de población, con muchas personas de edad avanzada y, a la vez, la necesidad de no colapsar los centros de salud y los hospitales".

Medio rural

"España está muy por delante de muchos de los países de nuestro entorno en conectividad en la zona rural", destacó Cano. Opina que el entorno rural puede ser "uno de los grandes beneficiados de este florecer tecnológico". Trabajar en remoto tiene la ventaja de que se puede encontrar el talento "allá donde, está sin necesidad de que emigre, y posibilitando trabajar, por ejemplo, rodeada de verde y mirando al mar en tu casa de Asturias".

Hace falta que los pequeños negocios rurales apuesten también por la digitalización, para que así puedan llegar "más allá de su zona de influencia". Cano indicó que el comercio electrónico ya supone un 33 por ciento del total en Europa, y muchas empresas tienen como objetivo que alcance el 50 por ciento de sus ventas. Pero esa meta requiere una "profunda transformación de las empresas", tanto las grandes, como las medianas y pequeñas.

Algunos emprendedores ya lo están haciendo. "Hay gente que se confinó en la montaña y algunos pequeños empresarios de la zona desarrollaron logística para realizar pedidos por guasap", comentó Cano. "La tecnología ha democratizado acceso a la tecnología digital", subrayó la directora general de Facebook en España y Portugal, quien añadió que la tecnología permitirá "convertir a cualquier persona en empresario", y de hecho ya ofrece "herramientas para lograrlo". Posibilitará, además, "depender menos de terceros" y hasta "recuperar sectores industriales perdidos". Será, en todo caso, una transformación que llevará años, pero ya se están "poniendo los mimbres".

La que fuera ejecutiva de Google y Microsoft admitió que le cuesta "mucho" hablar de aspectos positivos de una pandemia que está provocando decenas de miles de muertos, pero señaló tres. El primero, que mucha gente ha vuelto los ojos hacia el pequeño comercio y a la relación de "intimidad y filiación y solidaridad" que no ofrecen las grandes cadenas. El segundo, que el pequeño comercio "se ha puesto las pilas". Y el tercero, que ya no está todo centralizado en las grandes ciudades. El problema es la conectividad, una cuestión a veces "frustrante en las zonas rurales". Pero es optimista, porque Asturias sabe "ponerse las pilas, como hemos visto en la gestión de la pandemia". Además, grandes empresas impulsan programas para identificar el talento en el mundo rural, formar a esas personas y posibilitar que sus negocios funcionen más allá de su ámbito geográfico y darles visibilidad.

Formación

"En el mundo actual, o te vas perfeccionando o no sobrevives", apuntó Cano, en referencia a los dos tipos de formación tecnológica existentes: "funcional y continua". Las dos son indispensables. Ve necesario formar a las personas en habilidades para triunfar en la economía digital: "La formación en ciudadanía digital es imprescindible, y la pandemia ha acelerado esta necesidad". Apuntó un "problema muy español", el de; "me formo y ya. Eso ya no sirve si lo que se quiere es no perder el tren que nos depara el futuro". De ahí que muchas empresas estén formando a potenciales empleados, primero, para emplearles y, además, para que sean "productivos en el mundo digital". Y eso que la tecnología permite crear en cuestión de minutos una tienda virtual en cualquier plataforma, en la que el cliente, con solo pulsar un botón puede, por ejemplo, personalizar su catálogo de productos. La pena, según Cano, es que "no todos los negocios están utilizando" estas posibilidades, por lo que ve necesario "orientar a las personas sobre en qué les puede beneficiar (la tecnología) a nivel personal y profesional". "El cambio es vertiginoso y a la gente hay que formarla", añadió.

"La tecnología está ahí, inventada, desarrollada y disponible. Incluso tecnología que no veremos dentro de quince años", subrayó Garaña, quien cree que el paso que debe darse ahora tiene más que ver con el aspecto "cultural, con la resistencia al cambio por parte de las compañías". Opina qua la "principal barrera" no es la económica sino la formativa. Con un problema añadido, "en Europa, aunque todos los jóvenes se pusieran a trabajar, no hay manos suficientes". Y otro más, el deficiente aprovechamiento de la tecnología existente: los estudios demuestran que los clientes solo utilizan "el cuarenta por ciento del software que ya tienen comprado".

Privacidad

El problema de la utilización de los datos personales en el mundo virtual es "responsabilidad de todos, de las empresas y de los usuarios", esgrime Cano, quien cree que la pandemia ha cambiado la percepción de la sociedad. En Asia, millones de personas están "geolocalizadas y controladas", a cambio de "poder estar desconfinadas y sin restricciones en su movilidad". La clave para buscar un equilibrio entre la privacidad y el aprovechamiento de los datos personales radica en formar a las personas para que entiendan "qué están compartiendo, dónde y con quién". No obstante, Cano aseguró que la privacidad está para las grandes empresas "en el centro del desarrollo de sus productos".

María Garaña apeló a la "responsabilidad o conciencia personal". Explicó que hasta hace relativamente poco tiempo las personas no tenían "conciencia de su huella digital", de que "el mundo de internet es como el mundo en la calle", y ambos requieren que se adopten "las mismas precauciones". Explicó que las grandes compañías tienen que cumplir "estándares y normas superexigentes de la Unión Europea", pero considera fundamental la "responsabilidad personal de cada uno de nosotros", por ejemplo, para no piratear, pues daña muchas veces "al pequeño comercio o a los desarrolladores, y aunque solo sea por el aspecto de la seguridad pensárselo dos veces". Añadió que hay que trabajar en dos frentes: el legislativo, referido a la protección de datos, y en la responsabilidad personal y la precaución con ese "oro líquido que tenemos que son nuestros datos".

Desinformación

En cuanto a las "fake news" y la desinformación, Garaña manifestó su preocupación. "Lo más importante es la mentalidad crítica", que no se confunda "información con opinión". En este punto rompió una lanza en favor de los medios comunicación "serios" que han aprovechado la pandemia para "poner en valor el acceso y el pago de la información, ya que detrás hay profesionales que tienen que comer". Aplaudió la "explosión" del pago por la información elaborada por "profesionales serios y fuentes serias", ya que "hay que ponerla en valor".

Irene Cano resaltó que para las grandes empresas ha sido "una prioridad" que las personas accedieran a información "útil, fiable y segura". De ahí que en algunos casos redirigieran a las fuentes oficiales de información sobre la pandemia, por las que pasaron "más de 2.000 millones de personas". Y desde hace años empresas como Facebook luchan contra la desinformación y las "fake news", por ejemplo, "eliminando cuentas y contenidos que incumplen los estándares de comunidad y sus propias políticas de publicidad y no publicidad, reduciendo los incentivos económicos y certificando las noticias, y dando contexto a las personas sobre aquello que están viendo para que puedan juzgar".

El futuro

"Durante pandemia mundo países se han replegado sobre sí mismos", así que el futuro de aspectos como el medio ambiente o la movilidad global dependerá de "la colaboración entre países y si el actual concepto del mundo se mantiene, se despieza se globaliza o se localiza", auguró Cano.

"La tecnología es una herramienta y detrás están las personas", indicó Garaña, quien resaltó que con los robots y inteligencia artificial surge "un mundo de posibilidades, de programar, de gestionar..." Sí cree que se deberían hacer "menos cosas", pero "de más impacto", "de mayor calado", "pasar de predicar a hacer".

"Se está investigando de manera continuada, ahora, por ejemplo, en realidad virtual y aumentada. Las herramientas de telepresencia y gestión por voz forman parte de esa realidad virtual que está aquí para quedarse", señaló Cano.